Darryl Macer, profesor asociado en el Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Tsukuba, Japón, ha tomado ya las riendas de lo que seguramente será la siguiente etapa de la investigación sobre la naturaleza humana, una vez definido el mapa genético de la especie.
Considerando que el mapa genético no resuelve un elemento fundamental de la incógnita humana que es la naturaleza del pensamiento, se propone elaborar el primer mapa mental humano, un planisferio que no reflejará ninguna realidad física, sino el mundo de las ideas.
La finalidad de este mapa, del que ha hecho eco la revista Nature, es describir la diversidad de ideas que pueblan el universo mental humano en cualquier situación y circunstancia, lo que significa la cuantificación y descripción de las ideas que definen y caracterizan el espíritu humano.
Macer considera que ya disponemos de los medios para la elaboración de este mapa mental, así como que el número de ideas es finito, por muy grande que parezca la diversidad cultural, si bien admite que la complejidad del espíritu humano sí puede ser infinita.
Reto científico
El proyecto constituye todo un reto para el conocimiento científico porque existen diversas definiciones acerca de lo que es una idea. Relacionadas con la racionalidad, las ideas pueden ser consideradas como algo previo al pensamiento, que puede expresarse lingüísticamente.
Las ideas incluyen también los conceptos, que no pueden expresarse con el lenguaje, como es el caso de la memoria. Macer señala que la memoria de las malas experiencias tiene una función protectora para la evolución de las especies, si bien puede tener también otros cometidos.
Al respecto cita el caso de los elefantes, cuyos comportamientos repetitivos reaparecen algunas veces como comportamientos humanos. Señala que ambas prácticas, animales y humanas, son también ideas.
Y se pregunta: realmente, ¿sólo piensan las personas? La cuestión tiene sentido porque la racionalidad aparece como consecuencia del tratamiento mental que realizamos de las ideas, origen del pensamiento.
Asignatura pendiente
Y aunque hay animales que pueden proyectar el futuro en determinadas circunstancias, y son por ello objeto de una protección especial por nuestra parte, el mundo de las ideas y del pensamiento es todavía una de las mayores asignaturas pendientes de la aventura humana.
Ciertamente se ha descubierto un gen simple que desempeña un importante papel en la elaboración del discurso humano, y se le relaciona con la aparición de las comunidades modernas de nuestra especie, pero todavía no hemos comprendido en qué medida la diversidad de las ideas es una prolongación del diálogo lingüístico.
Por eso, el primer cometido del mapa mental comenzará por una definición de lo que realmente es una idea. Parte de la base de que una idea es la conceptualización mental de cualquier cosa, incluidos los objetos físicos, así como de un comportamiento, futuro o pasado, sin olvidar la conceptualización de la experiencia sensorial.
El mapa mental dibujará el planisferio de todas las ideas que se relacionan con cualquier decisión o respuesta posible a un registro, así como las reacciones que se producen según las más diversas experiencias.
Ideas limitadas
La segunda cuestión a determinar es si el número de ideas es realmente finito, incalculable o infinito. El proyecto de mapa mental se basa en el supuesto de que las ideas, acciones y respuestas ante situaciones diferentes, es finito.
La aproximación al mundo mental se realiza sobre la base de que la fuente de las ideas incluye la historia personal, la genética, la cultura, la familia y la educación. Todo ello, según Macer, es lo que conduce a la creación del espíritu humano individual.
Y aunque las numerosas influencias sobre las ideas de una persona podrían sugerir que el espíritu humano es infinito, hemos descubierto sin embargo las similitudes de algunas influencias, externas e internas, como las tradiciones religiosas, que permiten formular la hipótesis de que el universo mental tiene límites y que por ello puede ser objeto de una cartografía particular.
El argumento fundamental del proyecto es que si la idea es la conceptualización de cualquier cosa, incluidos los objetos físicos, una acción o un registro sensorial, entonces este universo tiene que ser finito porque los objetos, las acciones (diferentes opciones frente a un hecho) y los registros sensoriales, son limitados, identificables y descriptibles. En ese sentido, Macer considera que las ideas pueden ser contadas y descritas.
Labor interdisciplinar
La elaboración de este mapa mental, dada su complejidad, será objeto de una investigación mutidisciplinar integrada por la sociología, la sociología, la ética y la ciencia de los comportamientos humanos.
Asimismo deberá apoyarse en campos no menos diversos como la genética, la zoología, la historia y las religiones, por lo que una de las primeras medidas de la investigación será determinar los campos de conocimiento a integrar.
Las implicaciones de este proyecto son de muchos órdenes, destaca Macer. Uno de estos órdenes es el filosófico porque afecta al enunciado de Descartes “Pienso luego existo”, que nos indujo la creencia de que el espíritu humano era infinitamente complejo.
El mapa mental ayudará a determinar por otra parte si el pensamiento es exclusivo de la especie humana o si es compartido en menor medida por otras especies, lo que permitirá definir mejor la real identidad de los seres humanos.
Dimensión religiosa
El proyecto de mapa de las ideas también afecta a las creencias religiosas porque la ciencia permite determinar ahora, según Macer, si realmente somos finitos o infinitos y ello no dejará de influir sobre las más ancestrales concepciones mitológicas y los sistemas de creencias.
La identidad cultural no permanecerá indiferente porque el mapa describirá y tipificará valores que se consideran íntimos, exclusivos e intocables. La ciencia en sí misma podría descubrir si realmente tiene límites o si por el contrario llegará un día en que agotará todo conocimiento.
De momento, el proyecto promete algunos resultados concretos: determinar la finitud o eternidad del espíritu humano, comparar los más diversos comportamientos humanos y distinguir las personas del conjunto de la especie, facilitar políticas culturales integradoras para la humanidad en su conjunto, y por último, ayudar a las personas a enriquecer sus decisiones con las aportaciones de otras culturas presentes en el mapa mental.
Al margen de su carácter polémico, es evidente que una nueva aventura científica y apasionante ha surgido. Tiene su primera cita importante en Japón, marzo 2003, lugar de encuentro de los científicos atraídos por esta revolución potencialmente capaz de transformar el espíritu humano en una dirección totalmente desconocida… ¿o incluso será anticipada también por el mapa mental que pretendemos elaborar?
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