Tendencias21
Aguantamos mejor los malos olores de “los nuestros"

Aguantamos mejor los malos olores de “los nuestros"

Dos experimentos realizados en el Reino Unido con camisetas sudadas han demostrado que la gente siente menos asco hacia aquellas sudadas por personas afines. La causa subyacente a este hecho es un instinto evolutivo arcano destinado a evitar enfermedades.

Aguantamos mejor los malos olores de “los nuestros Cabría pensar que “un mal olor es un mal olor”, y que da igual de donde venga. Pero no, según un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences  (PNAS), aguantamos mejor los malos olores de “los nuestros”.
 
Según informa Cordis, esto fue comprobado en un experimento de la Universidad de St. Andrews y la Universidad de Sussex (Reino Unido), consistente en pedir a cuarenta y cinco estudiantes que sostuvieran y olieran una camiseta sudada con el logotipo de la Universidad de Brighton (una universidad cercana a la de Sussex y con la que existe una rivalidad amistosa) o de su propia universidad, y calificaran su sensación de repulsión en una escala de uno a siete.

Los resultados mostraron que los participantes sentían considerablemente menos repulsión cuando creían que la camiseta sudada provenía de un integrante de su mismo grupo (otro estudiante de su propia universidad) y no de un miembro de otro grupo (un estudiante de la Universidad de Brighton rival). Repulsión y organización social

En un segundo experimento,  estudiantes voluntarios llevaron a cabo una tarea similar en la que se les dijo que las camisetas se las habían puesto estudiantes en general o bien estudiantes de otra institución rival, la Universidad de Dundee.

A diferencia del primer experimento, en lugar de calificar sus sentimientos de repulsa al oler las camisetas, se solicitó a los participantes que se lavasen las manos. Se apreció que aquellos a los que se les dijo que las camisetas eran de estudiantes de Dundee (un grupo de forasteros) se dirigieron al lavabo más rápido y utilizaron más jabón.

Los científicos concluyen de estos resultados que “en muchos sentidos, la repulsión es la emoción de la organización social. Es la que separa a las personas, y para unirlas es necesario atenuarla”.

Asimismo explican que los resultados señalan la existencia de un instinto evolutivo destinado a evitar enfermedades pues “atenuar la repulsión puede implicar que se baje la guardia en prácticas que contribuyen al contagio de enfermedades, esto es, una mayor predisposición a compartir comida y bebida, quedarse cerca de personas enfermas y no irse cuando tosen, etc”.

RedacciónT21

Hacer un comentario