Tendencias21

Conflicto de intereses en el desarrollo de multimedia en internet

El estándar HTML, desarrollado por W3C, es la guía que se supone que deben seguir los creadores de páginas web para escribir su código, y la guía que deberían seguir también los navegadores a la hora de mostrar esas páginas. La realidad es un poco distinta. Los desarrolladores web saben bien los problemas que debe afrontarse al crear una página web. Es casi imposible conseguir que una página web tenga el mismo aspecto en todos los navegadores.

Y es que cada navegador utiliza su propia estrategia para renderizar las páginas web, y algunos, interesadamente, ni siquiera intentan seguir el estándar. Por ejemplo, sólo el navegador Firefox 3.5 (Mozilla) implementa las nuevas características, incluyendo el vídeo del estándar HTML5, y según los tests, lo hace en un 94%. Es una cuota de cumplimiento bastante alta, teniendo en cuenta que Chrome (Google) ronda el 85%. Aunque las versiones preliminares de ambos y de otros como Opera y Safari (Apple) se acercan felizmente al 100% en el test.

Sin embargo el navegador mayoritario en su versión más reciente, Internet Explorer 8 (Microsoft) tan sólo respeta el estándar en un triste 20%, según se puede comprobar en varios blogs. Esa falta de adhesión al estándar que muestra el gigante del software es bastante significativa, dados los recursos de que dispone para adaptarse.

La única salida de algunos ha sido cerrarse a parte del mercado, diseñando su web para que se muestre correctamente sólo en el navegador mayoritario, Internet Explorer. Pero eso está cambiando a medida que salen a la luz numerosos y graves defectos de ese navegador, a la vez que surgen alternativas más que factibles. Entre éstas destaca Firefox, que recientemente alcanzó el 30% estimado de cuota de mercado y bate récords de descargas con cada nueva versión. O también el reciente Chrome, que también es código libre y promete ser una revolución en seguridad y velocidad en la navegación.

Esto pasa en parte porque, en la práctica, internet es un gran mercado. Las empresas interesadas en las patentes intentan estirar el estándar tanto como pueden para conseguir introducir su propia tecnología. Siempre que se pueda, en ventaja con respecto a sus competidores. Para eso no pueden perder tiempo en consensuar un estándar para todos. Si no existe el estándar, se impone. Es lo que ha pasado en varias ocasiones. Es el caso de la tecnología Flash de Adobe, usada mayoritariamente hoy en día para enviar contenidos multimedia, junto con el codec de vídeo H.264 de Apple.

Base común

El conflicto aparece cuando en la versión 5 de HTML se intenta crear una base común para la publicación de contenidos de vídeo. La intención no es otra que conseguir que todos los navegadores adopten una manera común de mostrar vídeo, de manera que el usuario no se vea obligado a instalar software adicional. Esto repercutiría en un salto importante hacia la simplificación del protocolo, aumentando significativamente la seguridad y la agilidad de desarrollo. La mayoría de problemas de rendimiento y seguridad en los navegadores proviene de estos plugins multimedia, que acabarían desapareciendo.

El plan incluía la adopción de un codec de vídeo disponible para todos, el Ogg Theora desarrollado por la Fundación Xiph.org. Es software libre, con lo que no hay restricciones de uso y los navegadores pueden incorporarlo sin problemas. Además, siendo de código abierto, todos los interesados pueden colaborar para ir evolucionando el codec hacia la mejora del rendimiento y de las prestaciones que seguro exigirá el mercado en un futuro.

Tal y como explica uno de los responsables de redactar el estándar Ian Hickson en un foro, la situación es complicada. Apple se niega a implementar Ogg, competidor directo de su bien establecido H.264, en su paquete multimedia QuickTime o en su navegador Safari. Google implementa ambos codecs en su navegador libre Chrome, pero ve problemas de distribución para el H.264, porque no es libre. Además aduce falta de madurez en el Ogg para cargar con su gigante YouTube, aunque las comparaciones dicen justo lo contrario. Mozilla y Opera no implementarán H.264 al no poder distribuirlo libremente sin pagar sus costosas licencias, apuestan por Ogg. Microsoft hace oídos sordos al desarrollo del estándar, y ni siquiera se pronuncia.

Ante este panorama de posiciones irreconciliables, Hickson admite que no tienen capacidad para forzar a todos a adoptar una solución. Así que propone hacer lo mismo que se hizo con los formatos de imagen en su día. A la hora de escoger entre JPEG, GIF, TIFF, PNG y otros, simplemente se optó por no especificar un formato concreto.

Dos opciones

Según comenta, si se hace lo mismo con el vídeo cree que hay dos opciones. Una, que se acaben abandonando los codecs propietarios ante la demanda popular, y se adopte finalmente Ogg Theora mayoritariamente. Y dos, que se libere el código del codec H.264, permitiendo así su distribución libre, como ya sucedió con el formato PDF de Adobe en 2007. Así el codec mayoritario sería el H.264. En cualquier caso, cuando apareciera un estándar de facto se adaptaría la redacción del estándar HTML en consecuencia.

Mientras tanto, veremos qué navegadores van implementando el nuevo HTML5, que incluye otras mejoras además del polémico vídeo. Incluye también soporte para audio, la demandada posibilidad de poder utilizar tipografías personalizadas, usar la funcionalidad de arrastrar y soltar (drag and drop) en páginas web, nuevas prestaciones para el uso de páginas web sin conexión, localización geográfica, entre otras. Algunas de estas características se pueden ver ya en algunos blogs de internet.