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El ITER acumula retrasos, pero intentará traer la energía de las estrellas

El proyecto que promete traer a la Tierra la energía de las estrellas acumula retrasos. Según sus responsables, el primer plasma obtenido de la fusión nuclear, previsto para 2020, se podría demorar hasta 2022. Pero el ITER (Reactor Termonuclear Experimental Internacional, que se está construyendo en Cadarache -Francia-) sigue adelante. La Autoridad de Seguridad Nuclear francesa ha dado el permiso, se ha inaugurado el ‘cuartel general’, los apoyos antisísmicos del reactor están listos y se acaba de aprobar el diseño del escudo protector. El objetivo de este gran proyecto experimental o ‘camino’ –lo que significa en latín– es demostrar que la fusión nuclear, la misma que impulsa a las estrellas, puede ayudar a resolver el problema energético en la Tierra con una tecnología que genere diez veces más energía (500 MW) que la que consume (50 MW). Las obras del ITER no están tan avanzadas como les gustaría a sus promotores, pero desde los grandes ventanales de la recién inaugurada sede del ITER ya se observan los 500 apoyos antisísmicos y los cimientos que sostendrán las 23.000 toneladas de la ‘joya de la corona’: el reactor tokamak. En su interior se generará un plasma –el cuarto estado de la materia tras el sólido, líquido y gas–que circulará en forma de donut a 150 millones de grados centígrados, enjaulado en una cámara de vacío circular mediante potentísimos campos magnéticos. Las obras y el proyecto siguen, aunque con retrasos. En 2006 las previsiones eran que el primer plasma se produciría en el año 2016. El acontecimiento se ha ido atrasando y en la actualidad se maneja la fecha de noviembre de 2020, aunque Rem Haange, director-general adjunto del proyecto, ya ha adelantado que este primer plasma se puede demorar hasta octubre de 2022. Las revisiones también han supuesto que los gastos del ITER hayan aumentado un 67% respecto a lo previsto.