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Espejos gigantes llevarán la luz solar al pueblo austriaco de Rattenberg

La ciudad austriaca de Rattenberg, situada a 40 kilómetros al este de Innsbruck, tiene un serio problema. En las últimas dos décadas, su población ha ido emigrando progresivamente por una razón de peso: la falta de luz solar. Sólo en los últimos cinco años, Rattenberg ha perdido el 10% de su población y una cincuentena de viviendas están actualmente vacías.

Esto se debe a que, por razones de seguridad, la ciudad fue levantada en el siglo XIV junto a la colina Rat, de 900 metros de altura, con el fin de proteger a sus habitantes de los merodeadores. Dicha colina impide que los rayos solares alcancen la ciudad, que vive en un estado de umbría casi permanente durante los meses de otoño e invierno.

Diversos estudios científicos han demostrado ya que la luz solar es saludable para el ser humano, porque modifica determinadas sustancias cerebrales (entre ellas la serotonina, que actúa como neurotransmisor) que juegan un papel importantísimo en los trastornos afectivos. La luminosidad mejora en definitiva nuestros estados de ánimo.

Por tanto, la falta de luz solar es un motivo más que suficiente para que la gente evite en la medida de sus posibilidades la presencia en lugares sin luz solar la mayor parte del tiempo. Por eso, el turismo siempre ha tendido a invadir regiones en las que la luz del sol sea predominante.

Solución tecnológica

Pero Rattenberg, y quizá también algunas otras ciudades en el futuro, va a solucionar su problema gracias a un sistema de tecnología avanzada. Con la ayuda de una serie de espejos, la oscuridad del invierno será remplazada por una brillante luz solar gracias al proyecto de una empresa austriaca llamada Bartenbach Lichtlabor GmbH.

El proyecto consiste en instalar 30 heliostatos o espejos rotatorios, que se situarán en un lado de la colina de Rat y que atrapará los rayos solares para devolverlos a la ciudad durante las horas en que la luz –ocultada tras la montaña- ya no alcanza las calles y casas de Rattenberg.

Un heliostato es un dispositivo capaz de rastrear el movimiento del sol. Se utiliza para orientar un espejo, durante el día, con el fin de que éste reflecte la luz del sol en una dirección concreta. Cuando se unen varios helióstatos para que trabajen a la vez, la luz que se emite puede generar una gran cantidad de luminosidad y calor orientados hacia un mismo objetivo.

En principio, los heliostatos fueron creados como instrumentos de observación, que permitían estudiar puntos que se hallaban a cierta distancia. Estos artefactos pueden ser utilizados para generar luz interior, en observatorios solares y también para generar energía solar.

Un heliostato básico utiliza un mecanismo de relojería para girar el espejo en sincronía con la rotación de la Tierra. Artefactos más complejos pueden seguir el cambio de la posición del sol durante cada año solar e incluso rastrear el sol a diario, de manera que conocen su situación exacta en cada momento.

Necesidades lumínicas en el Tirol

La empresa Bartenbach Lichtlabor GmbH Austrian utiliza ya este tipo de sistema en diversas partes del mundo: iluminación interior de sótanos en Europa, en estaciones de ferrocarril e incluso en mezquitas de Arabia Saudí y Malasia.

La iluminación interior con heliostatos se realiza gracias a que los espejos pueden reflejar directamente la luz del sol en el interior de un edificio. Para la transmisión de la luz solar pueden usarse cables de fibra óptica.

Los investigadores y científicos de la Bartenbach Lichtlabor GmbH Austrian aseguran que su tecnología se encuentra ahora mismo en un punto lo suficientemente avanzado como para intentar iluminar una ciudad entera con este sistema.

Sin embargo, resulta extremadamente caro. La Unión Europea correrá con la mitad de los dos millones de euros que costará la instalación, y la propia compañía se hará cargo de unos 500.000 euros de gastos, con el fin de promocionarse a sí misma con dicho proyecto.

Y es que pueden surgir nuevos clientes: sólo en la región del Tirol, en los Alpes, 60 poblaciones tienen el mismo problema que Rattenberg. Otras seis ciudades austriacas y suizas han mostrado ya su interés por el sistema.

Cómo funciona

Esta tecnología requiere básicamente de la luz solar y de que ésta sea dirigida con buena puntería hacia el objetivo marcado. Incluso los espejos más modernos distorsionan la dirección de la luz y son vulnerables a los fuertes vientos.

Para evitar estos problemas, la empresa austriaca planea definir una docena de áreas en las que colocar los espejos por la ciudad, de manera que la gente pueda aprovechar los rayos solares en diversas ubicaciones. Los espejos reflectarán la luz varias veces al día hacia las fachadas de los edificios, con el fin de que el anochecer tarde más en cernirse sobre las casas.

De esta forma, el calor y la luz permanecerán durante más tiempo sobre la ciudad, lo que evitará que la gente emigre y permitirá que sea más feliz en su lugar de origen. A menos de un kilómetro de Rattemberg, al otro lado de la colina que proyecta su sombra sobre la ciudad, se encuentran poblaciones que no tienen este problema, y que disfrutan de más tiempo de luz natural cada día. Resulta muy fácil, por tanto, que la población vaya yéndose de allí en busca de un lugar donde la luz brille más y por más tiempo durante los largos meses de invierno.