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Evalúan el papel humano en las muertes provocadas por olas de calor extremo

Científicos del Instituto de Cambio Ambiental de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y sus colegas han especificado el número de muertes ocurridas en París y Londres que pueden atribuirse al cambio climático producido por el hombre durante la ola de calor extremo de 2003.

Calculan que en París, la ciudad más calurosa de Europa durante la ola de calor del verano de 2003, 506 de las 735 muertes registradas se debieron a una ola de calor agravada por el cambio climático de origen humano.

El impacto del cambio climático fue menos severo en Londres, con 64 muertes adicionales de un total de 315 muertes relacionadas con el calor, según un artículo publicado en Environmental Research Letters.

Los resultados se generaron mediante modelos de simulación del clima. Los científicos encontraron que el cambio climático inducido por el hombre aumentó el riesgo de muertes relacionadas con el calor en el centro de París en un 70% y un 20% en Londres.

Dos de muchas

El artículo recuerda que son sólo dos del gran número de ciudades que se vieron afectadas por la ola de calor de ese año. Se sugiere que el número total de las muertes en toda Europa debidas al cambio climático es probable que sea sustancialmente superior.

El artículo analiza tres meses, de junio a agosto. Se advierte que ninguna ola de calor registrada había tenido nunca un efecto tan generalizado en la salud humana, como la experimentada durante esos meses de 2003.

Estudios anteriores han atribuido cambios en la frecuencia y la severidad de las olas de calor al cambio climático causado por el hombre, o han demostrado el efecto del calor extremo en la mortalidad humana. Este trabajo es el primero en atribuir un número de muertes prematuras al cambio climático durante las olas de calor extremo.

El documento, señala la nota de prensa de Oxford, concluye que dado que se prevé que el cambio climático aumente la frecuencia y gravedad de futuras olas de calor, estos resultados ponen de manifiesto una tendencia emergente. Se sugiere que las investigaciones posteriores deben centrarse en los posibles cambios en las tasas de mortalidad futuras, teniendo en cuenta la población y los cambios demográficos.

Referencia bibliográfica:

Daniel Mitchell, Clare Heaviside, Sotiris Vardoulakis, Chris Huntingford, Giacomo Masato, Benoit Guillod, Peter Frumhoff, Andy Bowery, David Wallom, y Myles Allen: Attributing human mortality during extreme heatwaves to anthropogenic climate change. Environmental Research Letters (2016). DOI: 10.1088/1748-9326/11/7/074006.