La comunidad científica y la sociedad han entrado en una espiral de investigaciones y experiencias sobre la consciencia que ha multiplicado las hipótesis y teorías sobre uno de los grandes misterios no resueltos de la humanidad.
Dos hechos emblemáticos de esta espiral lo representan, por un lado, la aparición de un nuevo libro (Feeling & Knowing) del reconocido neurocientífico de origen portugués Antonio Damasio, y, por otro lado, el creciente interés que ha despertado en la sociedad la exploración de los sueños lúcidos.
Ambos episodios representan nuevas aproximaciones al estudio de la consciencia, tanto dentro como fuera del marco experimental de un laboratorio científico.
Para la ciencia continúa siendo un enigma cómo de un trozo de materia orgánica, como son las neuronas de un cerebro, puede surgir la consciencia, algo que ha implicado, tanto a físicos y filósofos como a neurocientíficos, en profundas reflexiones y propuestas, que desde hace décadas no han llegado a ninguna conclusión definitiva.
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Cuerpo y cerebro
Para Damasio, tal como explica The New York Times, la actividad mental consiste en un flujo de «imágenes» que cartografían diferentes aspectos del mundo que nos rodea. Pero estas imágenes, por sí mismas, no son conscientes.
Es preciso que esas imágenes se unan en el cerebro con las emociones para que emerja el pensamiento consciente, fruto de una «íntima conversación cruzada entre las estructuras corporales y el sistema nervioso», según Damasio.
La obra de Damasio forma parte de la ola de propuestas e investigaciones que forman parte de esa espiral súbita de interés por la consciencia, cuyos últimos episodios se reflejan en un artículo publicado por la revista económica Forbes, claro indicio del creciente interés por este tema en el mundo de los negocios.
La revista hace referencia a otro libro, inmediatamente anterior al de Damasio, Metaphysical Emergence, publicado por Oxford University Presss y escrito por Jessica M. Wilson, profesora de filosofía en la Universidad de Toronto Scarborough en Canadá.
Emergencia fundamental
En resumen, Wilson sugiere que la consciencia sería el resultado de una interacción fundamental «fuerte» que surge en un cierto nivel de complejidad del sistema biológico.
Para probar científicamente su teoría, señala Wilson, el primer paso sería acometer una investigación basada en las interacciones físicas fundamentales que fuera capaz de establecer la energía general de un sistema complejo, como el cerebro de un pulpo.
El siguiente paso sería determinar si en ese sistema biológico complejo se produce una variación en la conservación de la energía. Si eso ocurriera, supondría una violación de la Primera Ley de la Termodinámica, según la cual la energía total del universo permanece siempre constante.
Cuando los físicos observaron por primera vez algo que parecía que estaba infringiendo esta ley, propusieron una nueva partícula llamada neutrino (Wolfgang Pauli, 1930) y una nueva fuerza llamada ‘fuerza débil’ o ‘interacción débil’. Se trataba de una nueva fuerza fundamental e irreductible, explica Forbes, aunque en algunos experimentos se ha comprobado que la energía aparece o desaparece en un sistema, sin explicación conocida.
Wilson supone que algo parecido podría estar pasando, por ejemplo, en el cerebro de un pulpo. Si fuera el caso, podría tratarse de un fenómeno de emergencia (brote de consciencia), equivalente al proceso que provocó en la física, hace 90 años, el alumbramiento de la interacción nuclear débil.
Problema difícil de la consciencia
La propuesta de Wilson, como en el caso de Damasio, solo representa una hipótesis más, aunque original, para explicar lo que se considera el «problema difícil» de la consciencia: cómo realmente emerge en los sistemas vivos.
Su propuesta no está exenta de polémica, pero contrasta con el hecho comprobado de que organismos sin neuronas son capaces de actividades cognitivas simples, como la memoria o el aprendizaje. De alguna forma, se puede pensar sin tener un cerebro.
Este descubrimiento cuestiona que la consciencia sea exclusiva de la actividad cerebral y plantea la necesidad de buscar otras explicaciones para su emergencia en la naturaleza.
En esa línea también se está especulando con que la consciencia esté asociada con el colapso de la función de onda de la física cuántica, que saca del limbo a una protopartícula y la convierte en algo constatado.
Colapso cuántico
La consciencia seguiría un camino similar, según esta hipótesis, y para verificarla se están desarrollando experimentos sobre el colapso cuántico en diversos laboratorios que, aunque tienen otros objetivos, podrían aportar información sobre esta posibilidad, explica Forbes.
Estás hipótesis pueden encontrar respuesta, tanto en los estados de pérdida de consciencia que se producen por la anestesia clínica, como también a través de los sueños lúcidos, dos antiguos campos exploratorios sobre la consciencia que recobran interés en esta espiral.
The Guardian revela algo novedoso al respecto: que la investigación sobre los sueños lúcidos se está desarrollando espontáneamente en la sociedad, básicamente como forma de entrenamiento y de diversión, incluso compartiendo experiencias a través de comunidades de Internet.
Esta novedad aporta experiencias significativas que no escapan al interés de los científicos, que llevan mucho tiempo indagando esta capacidad humana de ser conscientes de estar soñando.
Entrenamiento onírico
La sociedad sigue también atentamente lo que pasa en los laboratorios interesados en el sueño lúcido, sobre todo después de que se comprobó que la galantamina, un alcaloide nootrópico que se vende como suplemento alimenticio en Estados Unidos, induce sueños conscientes, además de ser útil también para el tratamiento del Alzheimer.
Aunque recurrir a este alcaloide es temerario para la experiencia secular de los sueños lúcidos, un pequeño pero creciente grupo de científicos espera aprender más sobre cómo funcionan los sueños conscientes, cómo se desencadenan y si se puede enseñar a una persona a practicarlo con regularidad.
Entrenar a personas a que practiquen sueños lúcidos potencia la posibilidad de explorarlos científicamente: observar los procesos cognitivos que ocurren en la mente mientras se miden, así como sus relaciones con la actividad cerebral y fisiológica, puede tal vez descubrir finalmente cómo surge o emerge la consciencia, destaca MIT Technology Review.
«Pienso, luego Existo» En materia de investigacion cerebral tenemos un 100% vacantes para cientificos y la razon es que la comunidad de psiquiatras y psicólogos se han adjudicado una area que es para cientificos y aun no tenemos cientificos en la materia. Todavia creemos que los psiquiatras y psicologos son medicos/o cientificos y eso los hace crecer a ellos pero a la ciencia no. Nos han indundado de libros y teorías que no resuelven absolutamente nada. solo representan hipótesis para explicar lo que se considera el «problema difícil» de la consciencia: cómo realmente emerge en los sistemas vivos. La Conciencia no emerge, es la sincronizacion (Sinkiensondrisa) vibratoria de lo temporal y lo permanente *(El Cuerpo fisico y el espiritual) al tener una frecuencia vibratoria en armonia se sincroniza la conciencia. Siestas estan en un nivel electromagnetico por igual, Se hizo una suma entre lo Permanente (Alma , espiritu) y lo Temporal (Cuerpo, huesos, fisico) y el resultado de esa suma fuiste tu en un estado conciente. Si estas dos frecuencias se encuentran electromagneticamente iguales o en la misma frecuencia vibratoria que para el caso es lo mismo. No es hipotesis ni teoria.
La consciencia, al igual que la inteligencia, son propiedades cuánticas multiversales, replicadas luego en los seres vivos.
Practico el «tránsito dimensional» cotidianamente – mal definido en la presente nota como sueño lúcido – desde hace más de 45 años, sin haber tomado nada jamás para lograrlo. Al principio concentración, hoy ni eso… Puedo trasladarme al pasado, presente o futuro de cualquier vector espacio-temporal del multiverso cuántico que resulte ser de mi interés, de manera voluntaria, incluso, participando en el accionar consciente dentro del mismo.
Encuentro cierta coincidencia con Julio Monsech Segurado .No obstante quiero señalar que los SERES no somos un cuerpo y un Alma. Somos una Energía que no es otra que la del mismo Universo, dado que procedemos de esa Totalidad. Ya tenemos un teórico de la IA que ha manifestado que el Universo es una Consciencia y para muchos de nosotros, los sueños son una forma de comunicación en distintas frecuencias de esa Consciencia. Por otra parte, lleva razón Armando Humphrey en cuanto manifiesta acerca de los psiquiatras y psicólogos. Además son profesiones que reportan una excelente fuente de ingresos. Freud hizo algo muy simple: tomó de base toda la Mitología de los griegos y desarrolló sus Teorías .Los Seres poseemos infinidad de posibilidades en este «plano de experiencias» que es lo que llamamos Vida.