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La amenaza que viene del cielo: las nubes y el viento propagan nanobacterias

Las nanobacterias, microorganismos 100 veces más pequeños que las bacterias ordinarias y que se relacionan con la propagación de graves enfermedades, como afecciones cardiacas, la formación de cálculos renales e incluso el SIDA, han sido detectadas en humanos de cuatro de los cinco continentes, publica el Journal of Proteome Research. Con anterioridad, los mismos autores habían publicado otro artículo en el que ponían en evidencia la presencia de nanobacterias en la estratosfera.

Estos agentes patógenos se encuentran en las nubes y por ello podrían jugar un papel crucial en la propagación de enfermedades, así como en la formación de las gotas de lluvia, según los investigadores Andrei P. Sommer, de la Universidad de Ulm, Alemania, y el profesor Chandra Wickramasinghe, de la Universidad de Cardiff (UK), que explica el descubrimiento en un comunicado.

Sus estudios demuestran que las nanobacterias son excretadas del cuerpo por la orina y que su dispersión desde el suelo a la atmósfera y la estratosfera es inevitable. Las nanobacterias son trasladadas por el viento hasta las nubes, por lo que pueden pasar fácilmente de una región a otra, convirtiéndose en peligrosos agentes infecciosos.

Por otro lado, estos microorganismos tienen también un papel importante en la condensación de las nubes, debido a que los restos de una proteína pegajosa que recubre a la nanobacteria hace que actúe como un eficiente núcleo condensador de nubes, con una tendencia a agregar grupos con su contacto.

Nanobacterias en la sangre

Recientemente, algunos grupos científicos han encontrado unas especiales formas de vida con aspecto celular, pero muy muy pequeñas (demasiado como para contener los mecanismos necesarios para la vida tal como se la conoce), en la sangre y orina de seres humanos, así como en las muestras de algunos bovinos.

A estas minúsculas formas de vida se las ha llamado nanobacterias, parecidas por lo demás a otros similares microorganismos vivos que fueron descubiertos en rocas y meteoritos (como los nanobios).

Las nanobacterias presentes en nuestro cuerpo son capaces de reproducirse por sí solas y además tienen una serie de hábitos de comportamiento que podrían estar en el origen de algunas enfermedades humanas.

Las nanobacterias no han sido completamente reconocidas por la comunidad científica, si bien su evidencia se impone con el paso del tiempo. Incluso se duda de que sean realmente bacterias, ya que podría tratarse de algún tipo de vida diferente.

En cualquier caso, sean nanobacterias o cualquier otra forma de vida, lo cierto es que están en nosotros y nuestro entorno. Otro estudio reciente realizado por el científico alemán Ruprecht Jaenicke, y publicado por la revista Science, señala que una gran parte de los bioaerosoles (contaminantes que se mantienen en el aire) presentes en la atmósfera (casi el 25%) son de origen biológico (polen, partículas vegetales, etc.)

Según los investigadores Sommer y Wickramasinghe, las contribuciones de las nanobacterias a los aerosoles patógenos podrían superar a todos los otros tipos de partículas biológicas de la atmósfera.