Tendencias21

La tristeza determina la adicción al tabaco

La tristeza aumenta el deseo de fumar y la probabilidad de recaída, ha descubierto una investigación de la Universidad de Harvard desarrollada en cuatro estudios diferentes publicados en PNAS.

Los estudios, relacionados entre sí,  muestran que la tristeza juega un papel especialmente importante al desencadenar un comportamiento adictivo en relación con otras emociones negativas, como el asco.

Los estudios abarcan desde el análisis de datos de una encuesta nacional de más de 10.000 personas durante 20 años, hasta pruebas de laboratorio que examinan las respuestas de los fumadores actuales a las emociones negativas.

Otro estudio testó el volumen y la frecuencia de inhalaciones reales en cigarrillos por parte de fumadores que se ofrecieron para ser estudiados mientras fumaban.

Aunque se basan en metodologías diferentes, los cuatro estudios refuerzan el descubrimiento central: la tristeza, más que otras emociones negativas, aumenta el deseo de fumar de las personas.

El estudio precisa lo que se había establecido anteriormente: que los sentimientos negativos, como la ira, el asco, el estrés, la tristeza, el miedo o la vergüenza, potencian la adicción de las personas a determinados vicios.

La nueva investigación concentra más el origen de la adicción en el sentimiento de tristeza, que desencadena una pulsión poderosa para el uso de sustancias adictivas.

Cuatro evidencias

En el primer estudio, que analizó datos de una encuesta en la que participaron 10.685 personas durante 20 años, se comprobó una estrecha relación entre la tristeza y la probabilidad de fumar, así como de recaer dos décadas más tarde si el sentimiento de tristeza perdura en las personas. Otras emociones negativas no manifestaron la misma relación con el hecho de fumar.

El segundo estudio se centró en 425 fumadores para una investigación desarrollada a través de Internet. Los participantes fueron distribuidos en tres grupos diferentes y a cada uno de estos grupos se les mostró un video distinto: uno que mostraba la pérdida de un ser querido, otro de carpintería (neutro) y otro un video repugnante. Luego se les pidió que escribieran una experiencia personal relacionada con el video que habían presenciado. La conclusión fue reveladora: los que presenciaron la pérdida de un ser querido y relataron una experiencia personal parecida, tenían más ganas de fumar que los miembros de los demás grupos.

El tercer estudio es muy similar al anterior. Contó con casi 700 fumadores para medir su impaciencia en fumar y se les organizó por grupos para que vieran los mismos tipos de video que el experimento anterior y relataran también experiencias relacionadas. Los más impacientes son los que vieron el video más triste, confirmando que este sentimiento aumenta la urgencia de fumar.

Por último, el cuarto estudio se basó en 158 fumadores para estudiar cómo la tristeza influía en el hábito de fumar. Tenían que dejar de fumar durante ocho horas y repetir la experiencia de los videos, así como relatar experiencias personales relacionadas durante el tiempo que no podían fumar. Cuando pudieron prender un cigarrillo, un dispositivo midió la intensidad con la que fumaban. Los que habían vivido la experiencia de tristeza eran de nuevo los más voraces a la hora de terminar un cigarrillo.

Tristeza y tabaquismo, un binomio

Los investigadores destacan que este descubrimiento puede contribuir a disminuir la propensión al tabaco si las campañas públicas de prevención se orientan teniendo en cuenta el papel que juega la tristeza en la adicción: no deberían tener imágenes que la evoquen.

El resultado ayudará, por tanto, a enfocar mejor el tratamiento para la prevención y tratamiento de esta lacra social, que según la Organización Mundial de la Salud, mata a ocho millones de personas en todo el mundo.

Además, el tabaquismo está relacionado también con el nivel de desarrollo de los países donde más abundan los fumadores: el 80 por ciento vive en precarias condiciones económicas, caldo de cultivo social para la manifestación de la tristeza, el aumento de la adicción y de la pobreza, simultáneamente.

La tristeza es una de las emociones básicas del ser humano,  junto con el miedo, la ira, el asco, la felicidad y la sorpresa. Se manifiesta en forma de dolor emocional provocado por un decaimiento en el estado de ánimo cuando perdemos a alguien o algo, o cuando enfrentamos situaciones que nos superan.

La tristeza es, además, uno de los ingredientes básicos de la depresión, que afecta a 300 millones de personas en todo el mundo, según la OMS. Mil millones de personas prenden cigarrillos cada día en todo el planeta, acortando el camino que les separa de una emoción (la tristeza) a un trastorno mental (la depresión).

Referencia

Sadness, but not all negative emotions, heightens addictive substance use. Charles A. Dorison et al. PNAS January 14, 2020 117 (2) 943-949. DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.1909888116