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Los ‘mapas del cuerpo’ del cerebro de los bebés se forman por empatía

Durante más de medio siglo, los científicos han estudiado cómo está cartografiada la superficie del cuerpo en partes del cerebro asociadas con el tacto.

Esa investigación se ha centrado en gran medida en mapas del cuerpo que muestran cómo ciertas partes del cerebro corresponden punto por punto con la topografía del cuerpo. Estos mapas corporales han sido ampliamente estudiados en humanos adultos y otros primates, pero la forma en que se desarrollan en los bebés, y cómo se relacionan con otros aspectos del desarrollo infantil, ha sido poco comprendido.

Ahora, los investigadores de la Universidad de Washington (Seattle, EE.UU.) Peter Marshall y Andrew Meltzoff han publicado en Trends in Cognitive Sciences un artículo en el que argumentan que esta nueva área de la neurociencia infantil puede proporcionar información crucial sobre cómo los bebés desarrollan un sentido de su ser físico, y puede favorecer la comprensión de cómo se forman sus primeras relaciones sociales con los demás.

«Los mapas del cuerpo en el cerebro son una parte importante de la forma en que construimos un sentido implícito de nosotros mismos a través de la sensación de tener un cuerpo y ver y sentir cómo nuestros cuerpos se mueven», explica en la información de la universidad Marshall, autor principal y profesor de psicología en la Universidad de Temple (Philadelphia). «También creemos que estos mapas facilitan las conexiones que construimos con otras personas, incluso en los primeros meses de vida.»

El artículo se basa en estudios anteriores realizados por Marshall y Meltzoff, que examinaron las propiedades de los mapas del cuerpo en el cerebro infantil. En un experimento, se colocó a bebés de 7 meses de edad gorras equipadas con sensores que registraron la actividad cerebral recogiendo señales eléctricas pequeñas de la superficie de la cabeza, un método conocido como electroencefalografía, o EEG. El estudio encontró que toques en las manos y los pies de los bebés se traducían en diferentes patrones de actividad en la parte del cerebro que procesa el tacto.

Los resultados mostraron que, de forma muy similar a los adultos, los mapas corporales de los niños se organizan de una manera particular, aunque todavía hay mucho que aprender sobre cómo se establecen los detalles de estos mapas en el cerebro en desarrollo.

Empatía corporal

Otro estudio con EEG mostró que los mapas del cuerpo en el cerebro infantil también se activan al ver a otras personas llevar a cabo acciones con diferentes partes del cuerpo.

Bebés de catorce meses fueron asignados al azar para que vieran a un adulto tocar un objeto utilizando una mano o un pie. El patrón de actividad cerebral de los bebés correspondió a las partes del cuerpo utilizadas,proporcionando la primera evidencia de que la observación de que otra persona use una parte específica del cuerpo provoca un patrón correspondiente de la actividad neural en el mapa del cuerpo infantil.

Los investigadores dicen que este hallazgo puede hacer avanzar en la comprensión de los procesos neuronales de imitación subyacente, un medio importante de aprendizaje para los bebés.

«Antes del lenguaje, los niños aprenden muchas habilidades y costumbres sociales imitando a los demás», explica Meltzoff. Los bebés necesitan asignar en sus propios cuerpos los comportamientos que ven, con el fin de imitar. Comprender los mapas corporales neuronales puede ayudar a explicar cómo los niños aprenden tan rápidamente al ver a otros».

Tomados en conjunto, dicen los investigadores, los resultados demuestran que los mapas del cuerpo se desarrollan temprano. «Esta conexiópn permite a los niños adquirir la idea de que las otras personas son como ellos, porque se mueven de manera similar», dice Marshall.

Hace falta una investigación similar que involucre múltiples partes del cuerpo, escriben los investigadores, para construir una imagen más completa de cómo se desarrollan los mapas del cuerpo en los bebés. Existe alguna prueba de que las respuestas neuronales de los bebés a la estimulación de sus manos cambia cuando aprenden a agarrar y alcanzar objetos, señalan. Pero se desconoce cómo cambian estas vías nerviosas a medida que los bebés crecen y se desarrollan.

Plasticidad

Marshall señaló el potencial de una nueva área de estudio sobre la plasticidad -la capacidad del cerebro para cambiar como resultado de la experiencia- de los mapas del cuerpo en el cerebro en desarrollo. Esa investigación, dice, «traería otras preguntas clave a la palestra, incluyendo cómo estos mapas pueden tener su origen en los movimientos fetales antes del nacimiento.»

Lo más importante, dice Marshall, es que una comprensión más profunda de los mapas corporales de los bebés podría ayudar a resolver uno de los problemas más complejos de la psicología: ¿Cómo se relacionan los patrones de la actividad cerebral con el desarrollo cognitivo y social?

«Uno de los grandes retos de la psicología es hacer conexiones significativas entre el cerebro, el comportamiento y los procesos cognitivos y sociales», dice. «Los mapas del cuerpo son valiosos porque están en la superficie del cerebro, y sus señales se recogen y analizan fácilmente.

Referencias bibliográficas:

Peter J. Marshall, Andrew N. Meltzoff: Body maps in the infant brain. Trends in Cognitive Sciences (2015). DOI: 10.1016/j.tics.2015.06.012.

Joni N. Saby, Andrew N. Meltzoff, Peter J. Marshall: Infants’ Somatotopic Neural Responses to Seeing Human Actions: I’ve Got You under My Skin. PLoS One (2013). DOI: 10.1371/journal.pone.0077905.