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Liderazgo y poder

Joseph S. Nye Jr.: Las cualidades del líder. Barcelona: Paidós, 2011 (239 páginas).

Acuñada originalmente para su aplicación a los estudios de las relaciones internacionales, la distinción conceptual entre poder duro y poder blando introducida por Joseph Nye se extiende a las teorías del liderazgo.

A pesar de que la mayoría de los ejemplos con los que ilustra sus argumentaciones está tomada de la política mundial, el objeto que abarca en esta obra no se reduce a ese ámbito. Por el contrario, la reflexión en torno al liderazgo se ensancha hacia las actividades tanto públicas como privadas.

De ahí el interés que reviste para el estudio y ejercicio del liderazgo en general, con independencia del espacio que ocupe (local, nacional, trasnacional e internacional) y de su índole política (administración y gestión pública), económica (empresarial) o social (asociativa).

En su acepción original, ceñido a las relaciones internacionales, el poder duro posee un carácter coercitivo, ejercido mediante el recurso de la fuerza político-militar y la presión económica, ya sea en forma de amenaza (palo) o recompensa (zanahoria).

Por su parte, el poder blando, carente de coerción, emana de la atracción y la persuasión del líder, de un estilo de vida, de un modelo de convivencia o, entre otros aspectos, de un sistema político.

Si bien el liderazgo implica poder, no todo poder se ejerce desde el liderazgo. Puede suceder que un abuso o mal empleo del poder duro arruine el poder blando. Según Nye, para ejercer un liderazgo eficaz es necesario combinar adecuadamente ambos tipos de poder (duro y blando), dando lugar al poder inteligente.

A su vez, la combinación de ambos ejercicios de poder dependerá de cada situación o contexto. Esto es, de la aplicación de la inteligencia contextual, definida como “la capacidad de saber diagnosticar la necesidad (o no) del cambio”.

El autor advierte que en un mundo de grandes transformaciones, el ejercicio del liderazgo también está cambiando: “las jerarquías son cada vez más horizontales y se integran en redes fluidas de contactos”.

De la misma forma que la revolución de las telecomunicaciones ha cobrado un notable impacto en la información, la política y las organizaciones, el poder blando adquiere mayor relevancia, en particular, en “las sociedades y organizaciones democráticas modernas”. Ahora bien, el creciente uso del poder blando no excluye el recurso del poder duro, incluso en ese mismo contexto.

En suma, Joseph Nye amplía el concepto de poder blando (soft power), que acuñó hace dos décadas, desde el ámbito de las relaciones internacionales a otros espacios públicos y privados. Dedicado tanto a la teoría como a la práctica de la política mundial, este catedrático de la Universidad de Harvard cuenta con una prolífica y sólida obra que ha hecho del poder uno de sus principales objetos de estudio.