Brendan Conway-Smith (*)
En estos tiempos de encuentros virtuales, sobrecarga de noticias negativas e incertidumbre generalizada, es justo decir que ha sido un momento difícil para nuestros cerebros.
Si se ha sentido mentalmente insatisfactorio, es posible que esté flotando en los límites o atrapado en medio de la crisis cognitiva. Y no se preocupe, no está solo.
Nuestro mundo se enfrenta a una crisis de salud mental global, única en los tiempos modernos. El neurocientífico y neurólogo Adam Gazzaley llama a esto un problema de «cerebros antiguos en un mundo de alta tecnología«.
Nuestros cerebros evolucionaron para un entorno muy diferente y nuestros instintos biológicos están luchando por seguir el ritmo de un mar de información, estimulación artificial y pings de teléfonos inteligentes. Esto ha contribuido a un aumento mundial de la ansiedad, la depresión, la adicción y otros problemas cognitivos.
Como suele ser el caso, la tecnología es lo primero y la sociedad se adapta en segundo lugar. Estamos descubrimiento que sobrevivir y prosperar en el mundo moderno requiere una mejor comprensión de nuestra mente. Esta necesidad de «cognición sobre la cognición» nos lleva a la ciencia de la metacognición.
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¿Qué es la metacognición?
Metacognición es una palabra elegante que describe lo que todos sabemos y hacemos cientos de veces al día. ¿Alguna vez trató de enfocar tu atención? ¿Intentó regular una emoción? ¿Se sintió distraído y tomó la decisión de guardar su teléfono móvil? Son ejemplos de cómo reconocer un estado mental y tratar de controlarlo.
La metacognición implica el estudio científico de cómo la mente puede ser consciente de su propia actividad y controlarla. Comprender cómo funciona la mente nos da una idea de cómo podemos usarla mejor: una guía instructiva adaptada a nuestra psique personal.
Por ejemplo, todos nos involucramos con nuestro sistema inmunológico todos los días. Tenemos una comprensión vaga de por qué debemos lavarnos las manos, limpiar la encimera de la cocina y usar una mascarilla mientras charlamos con la gente en el interior.
La ciencia de la inmunología nos ha proporcionado una comprensión más profunda de nuestro sistema inmunológico personal y, a su vez, podemos utilizar este conocimiento para combatir una pandemia mundial.
En un sentido similar, la ciencia de la metacognición ofrece un conocimiento más profundo de cómo la mente puede comprender y controlar sus propios procesos.
Es a través de este creciente cuerpo de investigación que esperamos desarrollar las herramientas para superar nuestra actual crisis de salud mental.
Investigación metacognitiva
Un efecto secundario único de la tecnología moderna es que las aplicaciones, los juegos, las redes sociales y el contenido que usamos en línea, pueden secuestrar las vías de aprendizaje del cerebro humano. Como resultado, estamos cada vez más cautivos de los comportamientos compulsivos, los problemas de atención y los problemas emocionales.
La pandemia ha echado gasolina a esta crisis. Ha obligado a muchas personas al aislamiento social y ha contribuido a una dependencia aún mayor de los dispositivos para la interacción social y el entretenimiento.
Esto se ha sumado al tsunami mundial de problemas de salud mental debilitantes, que afectan a más de 500 millones de personas, con un costo financiero de billones de dólares.
Pero hay buenas noticias: el crecimiento silencioso de la investigación metacognitiva.
Décadas de estudios empíricos han demostrado que la metacognición es eficaz para disminuir las conductas adictivas y mejorar el bienestar emocional.
El entrenamiento metacognitivo ha demostrado importantes beneficios en terapia, educación e incluso en los negocios. Particularmente efectivas son las herramientas para ayudar a las personas a involucrarse con sus propios pensamientos y emociones en la terapia cognitivo-conductual.
La metacognición es un concepto difuso. Una metáfora útil es pensar que el cerebro tiene tanto software como hardware. El software son nuestros pensamientos, sentimientos y conversaciones con los demás; el hardware son las neuronas y las conexiones entre ellas.
Sin embargo, apenas estamos comenzando a comprender cómo interactúan estos dos conceptos. Por eso, cuando algo sale mal en nuestro cerebro, no estamos seguros de cómo solucionarlo. Afortunadamente, se ha avanzado en la aclaración de este tema mediante la computación.
Los éxitos de la terapia metacognitiva
Las simulaciones informáticas de la cognición son un gran enfoque del Laboratorio de Modelado Cognitivo de la Universidad de Carleton, donde trabajo como investigador mientras curso un doctorado en ciencias cognitivas.
El tema de mi investigación es el uso de modelos computacionales para aclarar la metacognición. Las estrategias metacognitivas se pueden considerar como una especie de software mental que puede ayudar a mejorar nuestro funcionamiento cognitivo.
Desde mi experiencia, vale la pena analizar los éxitos de la terapia metacognitiva. Es única, en el sentido de que implica el desarrollo de creencias metacognitivas beneficiosas. En muchos casos, ha demostrado ser más eficaz que la terapia cognitivo-conductual, otro enfoque dominante adoptado por los terapeutas.
Por ejemplo, puede ser útil que alguien crea «puedo dirigir mis pensamientos y emociones, y es beneficioso para mí». Creer en esta posibilidad es un precursor necesario de la acción. La terapia metacognitiva se enfoca en construir esta base, y es a partir de esta base firme que las personas pueden alcanzar las herramientas específicas de la metacognición.
Ya conocemos muchas de estas herramientas. Y, sin embargo, nuestras mentes prácticas requieren pruebas antes de comprometerse con ellas.
La mejora de la atención a través del entrenamiento mental o la práctica de la meditación funciona. Asimismo, las estrategias que ofrece la terapia cognitivo-conductual se encuentran entre las más efectivas para el aprendizaje de la regulación emocional.
Particularmente útil es también la práctica de la «atención desapegada» para tratar la depresión y la ansiedad. Las estrategias de memoria también han demostrado ser productivas, incluida la famosa técnica del palacio mental.
Cuidemos nuestras mentes
Superar la crisis cognitiva depende en parte de que seamos capaces de sortear la búsqueda automática de placer de nuestra mente.
Internamente, podemos evitar caer en la trampa de la gratificación instantánea, siendo conscientes de la información y el entretenimiento que consumimos.
Externamente, podemos crear un entorno físico que mejore nuestra eficiencia y bienestar mental. El software de bloqueo de distracciones ofrece solo un ejemplo de cómo hacer esto.
Hacemos ejercicio, controlamos lo que comemos y compramos sillas de escritorio ergonómicas para cuidar nuestros cuerpos: ya es hora de que cuidemos también nuestras mentes de la misma manera.
Hay tantas acciones basadas en evidencia que podemos tomar un conjunto de herramientas personalizado de hábitos y estrategias mentales. Hacerlo nos permitirá ser más deliberados con nuestros pensamientos, atención y emociones, que luego pueden mejorar todos los aspectos de nuestras vidas.
Así como la salud humana depende del dominio de nuestros propios sistemas físicos, el futuro de la cognición depende de la comprensión y el control de nuestros propios estados psicológicos. Resolver la crisis cognitiva requiere que seamos inteligentes con nuestras propias mentes, y nunca ha habido un momento más vital para hacerlo.
(*) Brendan Conway-Smith es doctorando en ciencias cognitivas en la Universidad de Carleton, Canadá. Su investigación se centra en la metacognición. Este artículo se publicó originalmente en inglés en The Conversation. Se publica con autorización.
El cerebro es plástico y moldeable. Pero es un error separarlo del cuerpo. Las terapias integrales no solo incluyen meditación Mindfulness y Psicología Positiva, también ejercicios psicofísicos, o con orientación psicofísica, y buenas estrategias comunicativas (comunicación afectiva efectiva) junto a una cosmovisión (filosofía/creencias) más proactiva y benevolente.Ecología Humana en forma amplia en resumen.