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Políticos y ecologistas deben hablar un lenguaje común para salvar el planeta

A nivel internacional se está demandando que el ser humano conserve, proteja y mantenga el planeta dentro de unos “límites ecológicos”.

Sin embargo, un nuevo estudio liderado por el Trinity College Dublin (Irlanda) y en el que ha participado un equipo internacional de científicos medioambientales indica que los responsables políticos no tienen mucha idea de qué significan estos términos ni de como conectar una gran cantidad de datos e ideas ecológicas.

Dado que proteger nuestro planeta necesita que esta confusión se disipe, los investigadores han creado un marco de referencia conceptual que ayude a científicos y políticos a entenderse en este sentido.

Ian Donohue, Profesor asistente en Trinity y director del estudio explica que: «Las acciones humanas desafían a la naturaleza de muchas maneras, y nosotros metemos un montón de ideas dentro de ese cajón desastre que llamamos la ‘estabilidad ecológica’. Queremos que la naturaleza sea estable, en algún sentido de esta palabra. Pero, ¿qué sabemos sobre la estabilidad a partir de nuestras teorías y experimentos? Y ¿cómo puede ese conocimiento ayudar a los responsables políticos? Nosotros estamos ofreciendo algunas soluciones a estas importantes cuestiones».

Ideas distintas

En un artículo recientemente publicado en Ecology Letter, Donohue y sus colaboradores reflejan qué piensan exactamente los responsables políticos, los investigadores ecologistas y los teóricos sobre el término «estabilidad ecológica».

Todas sus respuestas varían, lo que apunta al principal problema; la falta de acuerdo. Eso cuando lo que se precisa con urgencia es  » hablar de las mismas cosas, usar el mismo lenguaje”, señala Donohue. De este modo, los ecologistas podrán informar a los responsables políticos.

«Consideren este ejemplo», explica Stuart Pimm, investigador de la Universidad de Duke en Estados Unidos y uno de los coautores del trabajo. «Hay muchas discusiones acerca de los ‘puntos de inflexión’ límite, más allá de los cuales la naturaleza colapsaría”, pero la naturaleza no funciona siempre de la misma manera.

¿Por qué esto es importante? Porque «si los políticos piensan que se han alcanzado puntos de inflexión y que, a pesar de ello, el mundo no ha colapsado todavía, alentarán políticas que siguen degradando nuestro planeta. Si no hay ninguna catástrofe, ¿por qué preocuparse?”, añade Pimm.

Sin embargo, la alternativa más probable es que no haya ningún cambio repentino, sino una progresiva pérdida en la pesca, en las tierras de cultivo, y un daño en todos los entornos naturales. En definitiva, que no se entienda el problema o “una incorrecta visión de la naturaleza puede tener consecuencias desastrosas».

Un lenguaje común para la comprensión mutua

El profesor Donohue y sus colaboradores creen que la solución a este problema es reconocer que la naturaleza responde ante las presiones impuestas por el ser humano de maneras complejas, incluso a pesar de que los responsables políticos suelen demandar soluciones simples. Reconocer que necesitamos una mejor comunicación entre políticos y científicos es esencial.

A veces, los responsables políticos han definido claramente objetivos (ecológicos), como los de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), un departamento creado dentro del IPCC que lucha contra el cambio climático. «Eso es bueno. El problema es cuando no se toman medidas. Nuestro trabajo es identificar discrepancias», argumenta Donohue. «Y sugerimos soluciones».

Por desgracia, la mayoría de las políticas examinadas por el Profesor Donohue y sus colegas en su estudio aplican términos ambiguos o cuentan con varias definiciones que significan cosas distintas para distintas personas. Los Objetivos sobre Desarrollo Sostenible anunciados recientemente por las Naciones Unidas no son una excepción a esta falta de unidad semántica.

El Profesor Donohue concluye: «Esta ambigüedad es un gran problema ya que significa que no podemos medir el progreso, o en todo caso la falta de progreso, de los logros políticos (en materia de ecología). Esto paraliza la política. Los ecologistas, responsables políticos y practicantes necesitan desarrollar un lenguaje común urgentemente para poder ser más efectivos a la hora de manejar el mundo de los ecosistemas; que es nuestro soporte de vida».

Referencia bibliográfica:

Ian Donohue, Helmut Hillebrand, José M. Montoya, Owen L. Petchey, Stuart L. Pimm, Mike S. Fowler, Kevin Healy, Andrew L. Jackson, Miguel Lurgi, Deirdre McClean, Nessa E. O’Connor, Eoin J. O’Gorman, Qiang Yang. Navigating the complexity of ecological stability. Ecology Letters (2016). DOI: 10.1111/ele.12648.