La polución industrial provoca mutaciones genéticas en algunas especies, según ha comprobado un equipo de científicos que así lo cuentan en los Proceedings de la Academia Nacional de la Ciencia de Estados Unidos PNAS.
La investigación se basó en las acerías que existen en la región canadiense de los Grandes Lagos, que liberan a diario diferentes componentes químicos a la naturaleza.
Según los investigadores, las acerías utilizan cantidades enormes de carbón y emiten centenares de compuestos químicos, muchos de los cuales podrían afectar al patromonio genético de las especies.
Para llevar a cabo sus trabajos, los científicos utilizaron dos grupos de ratones. Uno de los grupos estaba localizado a un kilómetro de la fuente industrial de la contaminación y el otro a treinta kilómetros, en un entorno rural limpio.
Tres meses
El primero de los grupos, de veinte individuos, estuvo expuesto a la contaminación industrial durante tres meses, entre septiembre y noviembre.
A continuación fueron apareados y los científicos descubrieron que las mutaciones genéticas son entre 1,5 y dos veces más numerosas entre los ratones contaminados que entre los sanos.
Los investigadores aclaran que no han detectado cambios genéticos específicos porque eso habría requerido un trabajo mucho más extenso y caro, sino que han apreciado indicios de mutaciones que en el campo científico se consideran suficientes para llegar a las conclusiones que manifiestan.
Otro dato sorprendente es que las mutaciones genéticas apreciadas habían sido heredadas de los padres, no de las madres, lo que les lleva a preguntarse si el predominio de hombres en los entornos industriales puede ampliar las posibles mutaciones genéticas en sus descendientes.
Generaciones futuras
Los investigadores llaman la atención sobre los efectos nocivos de la contaminación sobre la salud no sólo de las generaciones actuales, sino también de las futuras.
El trabajo realizado sobre los ratones confirma lo que ya se había comprobado también con la gaviota plateada, que anida en la región de los Grandes Lagos.
En los años 60 y 70, diversas investigaciones demostraron que estas gaviotas tenían problemas para la reproducción, como muerte precoz de los embriones y anormales comportamientos durante la incubación, entre otros síntomas. Los científicos creían que las importantes concentraciones de organoclorados explican estas anomalías.
Más recientemente, se ha podido comprobar sin embargo que algunos componentes aromáticos como el benceno, que se liberan frecuentemente en las acerías, muy cerca de los lugares de anidamiento, originan también frecuentes mutaciones del patrimonio genético de las gaviotas. Las aves que viven lejos de los núcleos industriales no manifiestan estos cambios.
Seria advertencia humana
Estos descubrimientos constituyen una seria advertencia también para la población humana, que por efecto de la contaminación puede adquirir mutaciones genéticas que pueden manifestarse a través de las siguientes generaciones.
Por ello, los investigadores recomiendan a las personas que viven y trabajan en entornos contaminantes, que aumenten los controles para detectar posibles cambios genéticos que puedan afectar negativamente a sus descendientes.
“Nuestros trabajos sugieren que hay una necesidad urgente de investigar las consecuencias genéticas asociadas a la exposición a la contaminación química con la inhalación del aire urbano e industrial,» señalan los investigadores.
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