Las olas veraniegas de calor se han convertido en auténticas mareas y los inviernos cambian también a gran velocidad. Cultivos estratégicos como el vino y los frutales están abocados a la catástrofe.
Las olas veraniegas de calor se han convertido en auténticas mareas y los inviernos cambian también a gran velocidad. Cultivos estratégicos como el vino y los frutales están abocados a la catástrofe.