Las personas son más propensas a confiar en algoritmos y ordenadores que en otros seres humanos: frente a tareas más complejas, se privilegian los consejos de las máquinas antes de tomar decisiones cotidianas.
Las personas son más propensas a confiar en algoritmos y ordenadores que en otros seres humanos: frente a tareas más complejas, se privilegian los consejos de las máquinas antes de tomar decisiones cotidianas.