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1. El error de Merleau-Ponty

1. La noción de “campo de presencia” del sujeto

Al tomar en consideración la noción de campo de presencia, de Merleau-Ponty, debemos tener en cuenta que es en él donde, según nos dice (2000: 423), el sujeto toma contacto de una manera inmediata con el tiempo y aprehende su transcurso. Así, la experiencia originaria en la que el tiempo y sus dimensiones se le muestran sin distancia interpuesta y en una evidencia última consiste en tener “a la mano” en dicho campo las representaciones o contenidos de conciencia.

El campo de presencia constituye el contexto temporal en el que sus acciones se desenvuelven y donde todo acontecimiento debe integrarse para cobrar algún sentido en su quehacer. El sujeto aprehende en este marco el transcurso de su acción en el tiempo mediante una doble extensión intencional que le permite tener “a la mano” sucesos y contenidos desposeídos de la inmediatez atribuible a lo actual (Sánchez, 1998: 242).

De larga tradición en el ámbito de la filosofía, la noción de intencionalidad cobra importancia especial en la fenomenología de Husserl, destacándose como el problema capital de la misma (Husserl, 1993: 198). Como propiedad fundamental de la conciencia, la intencionalidad caracteriza sus actos, por cuanto corresponde siempre a éstos ser conciencia de “algo”. Así, una percepción será una percepción de “algo”, digamos de una cosa percibida; un juzgar, un juzgar de una relación objetiva; una valoración, de una relación de valor; un desear, de un objeto deseado, etc. Llevada a cabo una vivencia intencional, en ella el sujeto cognoscente “se dirige hacia” el objeto intencional, que es el correlato pleno del acto de conciencia, llevando a cabo, por medio de este “dirigirse hacia”, la conciencia de ese “algo”.

Según se proyecte la extensión intencional del sujeto hacia el pasado o hacia el futuro hablaremos, respectivamente, de la retención y la protención como las proyecciones intencionales específicas que hacen a la conciencia “temporal”, y a la vez “temporalizadora” (Comte-Sponville, 2001: 38). Pasado y futuro se disponen, pues, en el campo de presencia como dimensiones intencionales con las que el sujeto siempre cuenta y “trazan de antemano cuando menos el estilo de lo que va a venir” (Merleau-Ponty, 2000: 424), de modo que no son los sucesos los que configuran tales dimensiones, en calidad de vertientes retentiva y protentiva del citado campo, sino la intencionalidad propia y constitutiva de la conciencia.

El pasado y el futuro, en cuanto determinaciones de la misma, preceden a todo suceso particular que se diga pasado o futuro. El campo de presencia queda así configurado por sendos horizontes de retención y protención que en todo momento remiten a la conciencia la presencia de un “ya no”, que la deriva hacia el pasado, y anticipan la presencia de un “todavía no”, que la proyecta hacia el porvenir.

2. La representación bidimensional del campo de presencia

Basándose en el enfoque desarrollado previamente por Husserl (2002: 50), Merleau-Ponty propone tomar en consideración un esquema muy similar a la figura que encabeza esta nota, que denominamos representación bidimensional del campo de presencia del sujeto.

En esa figura hemos añadido (en trazo más débil) a su representación original, siguiendo la indicación expresa de Merleau-Ponty (2000: 425), “la perspectiva simétrica de las protenciones”. Además, buscando una mayor claridad de la misma, hemos variado ligeramente la notación empleada por este autor para designar los puntos tanto inferiores como superiores a la línea horizontal. En referencia a la naturaleza bidimensional de esa representación, hablaremos de la distensión del campo de presencia por las categorías “pasado” y “futuro”, y de su extensión por las categorías “antes” y “después”.

Así, entenderemos como categorías distensivas de dicho campo la primera pareja de categorías (pasado / futuro), constitutivas de las dos vertientes (semiplanos inferior y superior) de su representación bidimensional. Por otra parte, nos referiremos a la segunda pareja (antes / después) como las categorías extensivas responsables de “extender” el campo de presencia a lo largo de la línea horizontal. En términos generales, consideramos que las categorías distensivas se asocian a la dimensión vertical (distensión) del campo de presencia que se representa en la figura, en tanto que las categorías extensivas dan cuenta de su dimensión horizontal (extensión).

En relación con los diferentes elementos que conforman la representación bidimensional del campo de presencia, mostrada en la figura, la línea horizontal representa la denominada serie o línea de los ahoras, en tanto que las líneas oblicuas, que denominaremos líneas vivenciales, esbozan las retenciones y protenciones de esos mismos ahoras. Las líneas vivenciales configuran a cada momento la vivencia temporal del sujeto, perfilándose hacia las vertientes pasado y futuro de su campo de presencia, como contexto en el que se inscriben todos los posibles contenidos a los que remiten las proyecciones retentiva y protentiva. Por otra parte, las líneas verticales recogen el conjunto de protenciones y retenciones relativas a cada uno de los ahoras.

Según la dinámica de transcurso temporal implícita en la figura, cuando el ahora A pasa a B, y éste luego a C, retenemos aquél primero como AB y luego como AC. Con cada momento nuevo, el momento precedente se modifica; lo tengo “a la mano”, está aún ahí, y sin embargo se hunde ya, y desciende bajo la línea de los ahoras. Para conservarlo es necesario que tienda la mano a través de una delgada capa de tiempo. Al sobrevenir un tercer momento, el segundo sufre una nueva modificación; de retención que era pasa a ser retención de retención, y la capa de tiempo entre él y yo se espesa (Merleau-Ponty, 2000: 424). Así, cuando pasamos de B a C (según el vector horizontal de la figura), se produce el hundimiento de B en BC, a la vez que AB se perfila como AC (según el vector vertical).

3. El error de Merleau-Ponty

Es importante señalar que, contrariamente a lo mostrado en su representación original (Merleau-Ponty, 2000: 425, no cabe limitar a izquierda y derecha la línea de los ahoras por las categorías distensivas “pasado” y “futuro”, ya que los puntos A, B, C, etc., que la conforman comparten la misma actualidad característica de todo ahora. Tal error (al que se refiere el título de esta nota) aparece de un modo manifiesto en la representación original mencionada del campo de presencia, y tiene como consecuencia que su verdadera estructura categorial quede oculta y enmascarada.

No puede considerarse, por tanto, que el punto A sea pasado con respecto a los puntos B y C, sino que pasados lo serán los puntos AB y AC del semiplano inferior, relacionados con B y C por medio de la retención intencional que se esboza a partir de ellos. De igual manera, no corresponde al punto C la cualidad de ser futuro con respecto a los puntos A y B, sino a los puntos CA y CB del semiplano superior, que remiten a los anteriores en calidad de protenciones respectivas del punto C. La cualidad de “futuro” debe corresponder, entonces, a los puntos del semiplano superior, tales como BA, CA, CB, etc., en tanto que la cualidad de “pasado” debe atribuirse a los puntos contenidos en el semiplano inferior, es decir, AB, AC, BC, etc., tal y como se muestra en la figura. Las categorías distensivas “pasado” y “futuro” del campo de presencia no se representan, pues, sobre la línea de los ahoras, sino que se asocian a los dos semiplanos recién mencionados.

Son las categorías extensivas “antes” y “después” las que se inscriben en la línea de los ahoras, estableciendo, de hecho, la relación de anterioridad y posterioridad entre sus puntos. La razón por la que no se muestran explícitamente estas categorías en la figura (y sí se muestran las categorías distensivas “pasado” y “futuro”) tiene que ver con el hecho de que cualquier punto de la línea de los ahoras es anterior, o posterior, sólo con relación a otros puntos de la misma línea, lo que no sucede con los puntos de los semiplanos inferior y superior, que pueden considerarse pasados o futuros, sin más que tener en cuenta su pertenencia a estos; de ahí que las categorías distensivas “pasado” y “futuro” describan cada una de ellas una cualidad común a todos los puntos de tales semiplanos. En el caso de las categorías extensivas “antes” y “después” no sucede así, pues estas categorías no describen ninguna cualidad compartida por todos los puntos que configuran, como tal, la línea de los ahoras, sino la relación extensiva de anterioridad y posterioridad entre los mismos, y no puede afirmarse que los puntos situados hacia la derecha de dicha línea sean por ello posteriores, en un sentido absoluto, y anteriores aquellos otros situados hacia la izquierda.

Hay que insistir en que sobre la línea de los ahoras A es anterior a B, pero no es pasado con relación a B, sino que lo que es pasado con relación al ahora B es el esbozo, o retención, AB que se hunde en el semiplano inferior. No cabe, por tanto, establecer entre los puntos que configuran la línea de los ahoras una relación de pasado a futuro, como la que aparece en la representación original errónea ya mencionada, pues estas categorías distensivas resultan sólo aplicables a los contenidos pertenecientes a los dos semiplanos (el inferior y el superior) que representan las vertientes pasado y futuro del campo de presencia. Al margen de las categorías temporales distensivas recién mencionadas, la relación entre los puntos A, B, C, etc., que conforman la línea de los ahoras, será, por lo tanto, una relación de antes a después, basada únicamente en las categorías extensivas del citado campo.

Referencias

Comte-Sponville, André, 2001, ¿Qué es el tiempo? Reflexiones sobre el presente, el pasado y el futuro, Editorial Andrés Bello, Barcelona.

Husserl, Edmund, 1993, Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, Fondo de Cultura Económica, México.

Husserl Edmund, 2002, Lecciones de fenomenología de la conciencia interna del tiempo, Trotta, Madrid.

Merleau-Ponty, Maurice, 2000, Fenomenología de la percepción, Península, Barcelona.

Sánchez, Antonio, 1998, Tiempo y sentido, Biblioteca Nueva – UNED, Madrid.