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Frenazo en el sector de las telecomunicaciones de Estados Unidos

A juzgar por los datos del último informe anual de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT), correspondiente al año 2007 y presentado el pasado día 1 de julio en el Senado, no cabría ser especialmente pesimistas respecto a la posibilidad de que la crisis económica sufrida en otros sectores alcance, al menos a corto plazo, al de las telecomunicaciones en nuestro país.

Reinaldo Rodríguez, presidente de la CMT, se expresó en términos de confianza respecto al futuro inmediato, y datos como como un 4,6% de crecimiento respecto al año anterior –impulsado principalmente por el dinamismo de la banda ancha y la telefonía móvil–, la actividad de nuevos operadores móviles virtuales y la emergencia de nuevos servicios, entre otros, no parecen contradecir sus pronósticos optimistas.

Ciclos y factores externos

No obstante, ningún sector es inmune a una situación de desaceleración económica general, una de cuyas repercusiones quizá más evidentes es la caída de la demanda de servicios por parte del usuario debido a su pérdida de poder adquisitivo. Éste es sólo uno de los diversos factores que han sido analizados por Raúl Katz en un artículo para ENTER-IE y que, aunque conciernen en principio al estado de sector de las telecomunicaciones en EEUU, pueden ser extendidos, entre otros, a nuestro país.

El sector de las telecomunicaciones en EEUU ha comenzado a cerrar, según el análisis de Katz, un ciclo expansivo que se había iniciado en el año 2003, cuando la disponibilidad de crédito y la recuperación de la industria de la crisis de los años 2001 y 2002 estimularon de nuevo la inversión e impulsaron una renovada hiperactividad.

Las principales incertidumbres consisten actualmente en las cuestiones de hasta qué punto este final de ciclo expansivo corresponde al comienzo de una recesión y en qué medida ha sido ésta detonada por la crisis del “subprime” actualmente extendida a las economías de los países industrializados.

Los pronósticos macroenómicos indican que la situación de debilidad continuará hasta finales de 2009, y que ésta ya está afectando tanto al consumo como a la inversión de capital. Y uno de los ejemplos en que se traduce esta caída del consumo es la reducción de líneas telefónicas en los hogares, o sustitución del uso del teléfono fijo por el del móvil. Según las últimas estadísticas, el 16% de los hogares estadounidenses ha cancelado el servicio de telefonía fija, en una tendencia que podría acelerarse.

Consolidación y cancelación

Según Katz, “en aquellos países donde las tarifas de telefonía móvil son variables y las de telefonía fija son planas, la sustitución podría darse en sentido inverso, no necesariamente en usuarios cancelando el servicio pero sí reduciendo el uso del móvil.” En situación de recesión económica, está demostrado por diversos estudios que el usuario tenderá a usar más el teléfono fijo –debido a su tarifa plana– y a limitar el uso del móvil a las situaciones estrictamente necesarias, es decir, cuando no le queda otra opción.

Otro fenómeno que ha ha sido observado en algunos países europeos es la sustitución del uso de la banda ancha fija por el uso de internet móvil, especialmente vía 3G. Esto ocurre con segmentos de mercado como el de los estudiantes, que afectados por la situación económica “pueden llegar a cancelar su conexión de banda ancha fija y consolidar su acceso a Internet en el terminal móvil. Éste puede complementarse con el acceso garantizado en el lugar de trabajo y estudio.”

Otra evidencia de cómo están afectando los factores macroeconómicos al consumo en el sector de telecomunicaciones es el hecho de que el usuario pospone la compra de productos y servicios, previa disminución de la confianza. En EEUU esto está afectando ya tanto las conexiones de banda ancha como probablemente a la telefonía móvil, en la que se estima para 2008 un 3% menos que en 2007 en número de abonados, lo que supondría la primera reducción de nuevos abonados desde el año 2002.

Obstáculos para la innovación

Para Katz, que añade a esto también la reducción del volumen de compras de servicios de telecomunicaciones por parte del mercado corporativo, se trata de “un cúmulo de indicaciones que preanuncian una ralentización de la demanda: estancamiento de minutos de uso móviles, sustitución de banda ancha fija por móvil como resultado de la consolidación de líneas, estancamiento en la suma de nuevos abonados de banda ancha y de telefonía móvil, así como reducción en el volumen de compras de servicios de telecomunicaciones corporativos.”

La repercusión de esta caída del consumo de servicios se traduce, por otro lado, tanto en la reducción de los recursos destinados a la inversión por parte de los operadores como en la incertidumbre con respecto a la demanda de nuevos productos. Y, finalmente, en el ritmo dde inversión en el sector. Los operadores examinan ya cuidadosamente en EEUU, según Katz, cualquier inversión de capital, y se anuncia por ejemplo una reducción en la inversión en el sector de telefonía fija que beneficiará de momento al móvil.

Otra de las incertidumbres –y no la menor tratándose precisamente del sector que nos ocupa– es, pues, cómo afectará todo ello a la tasa de innovación, que puede tender a disminuir en correlación con los recursos a ella destinados.