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Hombres y mujeres comparten diferentes formas de exclusión social

Antes existía lo masculino y la masculinidad, lo femenino y la feminidad, y nadie ponía en duda las características de ambos. Sin embargo, el feminismo ha causado una revolución social en las últimas décadas al pretender derechos idénticos para mujeres y hombres, lo que ha hecho que las fórmulas del patriarcado tradicional se tambaleen.

En su lucha por la igualdad, las mujeres se han salido de sus roles tradicionales, han introducido la ambivalencia en la sociedad, y todo esto ha afectado inevitablemente a los roles del hombre. Pero ¿de qué manera?. La masculinidad tiene un componente biológico que la identifica y la diferencia. A través del espacio y del tiempo, sin embargo, la masculinidad varía tanto por el nivel cultural de un mismo individuo, como por los estereotipos culturales que nos rodean y que conforman los roles y las imágenes que crean las identidades no biológicas, las identidades étnicas o generacionales.

Red de investigación

Especialistas en ciencias humanas de una decena de países (Estonia, Finlandia, Alemania, Irlanda, Italia, Lituania, Noruega, Polonia, Reino Unido y la actual Rusia) han formado la llamada European Research Network on Men in Europe, dedicada a la investigación del estado del hombre desde el plano de lo social (a través de las dificultades específicamente relacionadas con el género masculino en términos de salud, delitos sexuales, exclusión, etc.) y desde el plano empresarial o laboral (vía legislación, medios de comunicación, trabajo de investigación o estadísticas).

Se han analizado en ella los problemas sociales creados por los hombres, así como la manera en que estos problemas son experimentados por algunos de ellos. Lo que se ha estudiado es cómo se encuentran las situaciones “masculinas” en diferentes sociedades.

La Research Network on Men es mixta, es decir, está compuesta por mujeres y hombres, en un intento de dar mayor objetividad al proyecto. Su estudio se ha centrado en cuatro temas de la vida cotidiana muy específicos: la familia y el trabajo; la exclusión social, la violencia y la salud.

A través de diez países estudiados, estos dominios se sitúan en los diversos contextos socio-económicos y políticos, en entornos variados de culturas y de tradiciones, y se dan a conocer en informes que señalan las diferencias legislativas y estructurales dentro de la sociedad entre hombres y mujeres, informa RDT Info, la revista de información sobre investigación de la Comisión Europea.

Problemática socio-económica

El punto de vista que aporta mayor novedad a este estudio es que ha dado mucha importancia a los aspectos socio-económicos que afectan a la problemática del género. La cuestión de la igualdad entre los sexos tiene su origen en el desequilibrio entre producción y reproducción, entre el trabajo y la concepción de la familia. Antes, en las clases burguesas, señalan los autores, el hombre mantenía solo a toda la familia. Hoy por hoy, esto ya no es así, y eso supone una ruptura de la tradición.

Sin embargo, esta ruptura evoluciona según los contextos, y se dan a veces asombrosas vueltas al pasado. En Irlanda –como en otros países que han tenido un rápido crecimiento en los últimos años-, por ejemplo, son los hombres los que trabajan cincuenta horas a la semana, y los que aportan un salario único y suficiente a sus familias. Estos hombres no se plantean demasiadas cosas acerca de sus papeles de padre y esposo.

Los países nórdicos, en cambio, se acercan a otro tipo de equilibrio. Los debates que se han dado en la sociedad desde hace más de 20 años han producido cambios sociales en la organización de pareja y familiar, así como en el trabajo asalariado. Sin embargo, señalan los autores del estudio, la igualdad entre los sexos en los países nórdicos aún sigue siendo relativa, puesto que el 80% de los cargos de poder sigue en manos masculinas.

Uno de los cambios representativos de este movimiento es el de el permiso de paternidad de un mes instaurado en Noruega en 1993. En un principio, se pensó que sólo entre el 10 y el 20% de los padres lo aprovecharían. Hoy por hoy, cerca del 90% de ellos lo hace. En Islandia existe, desde 2000, un permiso de nueve meses para el cuidado del bebé, con una remuneración del 80% del salario: tres meses los disfruta la madre, tres el padre y otros tres el que lo desee.

Con apoyo, resultados positivos

¿Cómo se sienten estos hombres que se conceden un poco de ambivalencia? Al parecer, los resultados son positivos cuando los hombres encuentran medidas complementarias que resulten satisfactorias.

Por otro lado, los hombres tienen intereses objetivos que hacen que apoyen la igualdad de los sexos: tienen necesidad de que se les respalde en actividades que para ellos son completamente nuevas, porque han sido tradicionalmente femeninas, al igual que las mujeres necesitan apoyo cuando entran en ámbitos tradicionalmente masculinos.

Hoy día, los problemas principales de los hombres y de las mujeres pueden parecer incomparables, pero tienen a menudo un núcleo común: la exclusión y la combinación del poder con la diferencia. A las mujeres se las sigue discriminando en cuanto a salarios y a responsabilidades públicas. Entre los hombres, el derecho a ser “femenino” o diferente, es aún mucho más inconfesable que el derecho que ostentan las mujeres a pisar un terreno masculino.

Todas estas cuestiones salpican inevitablemente los medios de comunicación. Los investigadores han tratado de establecer las diferencias entre los diversos tratamientos mediáticos de los conceptos de “el hombre”, “las prácticas o hábitos masculinos” y “la masculinidad”.

Información para hombres, no acerca de ellos

Así, descubrieron que en Finlandia, por ejemplo, aunque los hombres ostentan claramente un poder social, existe una atención considerable por parte de los medios de comunicación hacia cierto tipo de problemas masculinos como la depresión, la soledad o el aislamiento.

En el Reino Unido, en cambio, los medios de comunicación prestan más atención a todas las incertidumbres modernas acerca de la masculinidad, y también a los problemas que se plantean los hombres jóvenes, y los que ellos mismos causan.

Sin embargo, señalan los autores del estudio, en la mayoría de los países analizados, el tono de la prensa generalista es más bien de neutralidad. Hay numerosos artículos dirigidos concretamente a los hombres (deportes, automóvil, negocios, etc.) pero no a su masculinidad.

En cuanto a la violencia, se trata ampliamente en varios países, pero en artículos cortos, a menudo privados de análisis y presentados como meros sucesos. Los especialistas señalan que deberían realizarse trabajos específicos que estudiaran la relación entre la agresividad y la sexualidad en los hombres, los abusos sexuales, en especial a menores; y determinadas formas de violencia no demasiado estudiadas, como la del racismo.