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La especie humana está preparada para superar su sexto apocalipsis

A medida que los casos de coronavirus continúan aumentando y que catástrofes naturales como incendios, inundaciones, erupciones volcánicas y sequías azotan el planeta, es fácil imaginar que el apocalipsis es inminente.

Sin embargo, este pensamiento catastrofista pasa por alto el hecho de que la historia está plagada de calamidades a las que la humanidad ha sobrevivido, a pesar de algunas perdidas graves sufridas en nuestra población.

La revista Discovery plantea de esta forma los términos actuales de la ecuación planetaria: por un lado, nos estamos adentrando como civilización en un momento crítico que puede terminar con la vida de la especie humana, lo que se llama la sexta gran extinción: desde 1900, han desaparecido ya 237.000 poblaciones de 515 especies.

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Por otro lado, se está iniciando una reacción en cadena en diferentes frentes, tanto científico, como sanitario y social, que tal vez permita a nuestra especie superar lo que sería el sexto apocalipsis de su historia.

¡Supervivientes natos!

La premisa básica de esta reflexión es que el planeta Tierra, como otros cuerpos celestes, es un superviviente de sucesivas catástrofes telúricas, y también que nuestra especie se ha convertido a lo largo de la historia en una excelente gestora de situaciones apocalípticas.

Un primer ejemplo de esta resiliencia es la erupción de un supervolcán situado en la actual Indonesia, que se produjo hace alrededor de 75.000 años y generó el lago Toga.

Según la teoría propuesta en 1998 por Stanley H. Ambrose, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, aquella erupción envió toneladas de polvo al aire que cubrieron Indonesia, India y el Océano Índico con una capa de escombros de 15 centímetros de altura.

Esta erupción casi provocó la extinción de nuestra especie: algunos estudios sugieren que sobrevivieron a estos episodios entre 3.000 y 10.000 personas. Pero la especie humana no se extinguió.

Más crisis

Hace entre 20.000 y 10.000 años, la Tierra vivió otro episodio crítico, el Último Máximo Glacial, un momento en el que el hielo del último periodo glacial alcanzó su máxima extensión: cubría América del Norte, el norte de Europa y gran parte de Asia.

La temperatura global descendió 6ºC en todo el planeta, según las últimas estimaciones, dificultando las condiciones para la vida: muchas especies grandes desaparecieron debido al insoportable frío, pero el Homo Sapiens, una vez más, se adaptó y sobrevivió a su segundo apocalipsis.

Tal como ocurrió en los inicios de los siglos XX y XXI, primero con la gripe española y después con la COVID 19, una enfermedad, conocida como peste bubónica o peste negra, puso en jaque a la humanidad en dos momentos diferentes: en su primer brote, ocurrido en el año 541 d.C., se llevó a 50 millones de personas. En 1347, a finales de la Edad Media, volvió de nuevo y se llevó a otros 200 millones de vidas humanas de Eurasia y África.

Otros episodios de infecciones devastadoras asolaron a la humanidad un siglo después de la peste negra, cuando lo europeos transmitieron a la población nativa americana enfermedades como la viruela, sarampión, cólera y tifus. Los impactos fueron inmediatos: arrasaron con más del 90 por ciento de las poblaciones indígenas, que finalmente también sobrevivieron.

También al frío

La así llamada Pequeña Edad de Hielo, otro período frío que abarcó desde comienzos del siglo XIV hasta mediados del XIX, constituye un nuevo ejemplo de la resiliencia de la especie humana, según Discovery.

Aunque esta época fría se atribuye a una disminución de la actividad solar y a un aumento de la actividad volcánica, también se ha especulado con que la despoblación de Eurasia durante la peste negra y la disminución resultante del rendimiento agrícola pudieran haber prolongado la Pequeña Edad de Hielo.

El último apocalipsis, antes del que probablemente estemos viviendo ahora, tuvo lugar por otra erupción volcánica, la del monte Tambora, también en Indonesia, que en abril de 1815 provocó un descenso de 5ºC en la temperatura global por el bloqueo de la luz solar, como consecuencia del humo y las cenizas.

Durante un año completo después de la erupción, América del Norte y Eurasia experimentaron un frío increíble, heladas e inundaciones tan severas que el año siguiente no conoció verano. Entre 100.000 y 200.000 personas murieron en todo el mundo debido al hambre y la enfermedad.

Resiliencia humana

Esta capacidad de resiliencia de la especie humana la destaca también la revista The New Statesman, en un emblemático artículo que habla de cómo sobrevivir a un apocalipsis.

Se basa en Bruno Maçães, al que define como un pensador de la jet-set y ex ministro portugués, para constatar el nuevo momento de la especie: estamos en medio de una gran pausa, un momento de estancamiento tecnológico mientras nos acostumbramos a una nueva era robótica y digital.

En este momento, las viejas formas de conflicto parecen desfasadas y estamos superando la visión de la Ilustración según la cual los seres humanos somos los «amos y poseedores de la naturaleza», considera Maçães.

Y explica por qué: la era de la supremacía humana puede incluso estar llegando a su fin: ocurrirá cuando la «nave espacial Tierra» golpee un parche rocoso que sus amos no pueden controlar.

Profundo cambio

Añade el pensador portugués que la experiencia de la última pandemia, como en anteriores ocasiones históricas, ha provocado un significativo cambio político: ha subordinando la economía de mercado a la seguridad nacional.

Concluye, en consecuencia, que seguramente estamos evolucionando hacia un profundo cambio que tal vez derive en una solución a la presente crisis de nuestra especie, tal como ha ocurrido al menos cinco veces en el pasado.

Eso significaría que la posibilidad de sobrevivir al sexto apocalipsis de nuestra especie empieza a perfilarse en el horizonte, con todas las reservas que el momento de incertidumbre actual pone de manifiesto.

Broche de oro

El broche de oro a este nuevo momento lo aporta el profesor emérito de la Universidad George Washington, William E. Halal, en su nuevo libro “Beyond Knowledge: How Technology Is Driving an Age of Consciousness”, que se publica este mes.

Halal considera que nos enfrentamos a la cruda realidad de que las instituciones sociales deben reformarse para sobrevivir a más pandemias, al cambio climático y otras amenazas.

Añade que el gran desafío al que se enfrenta la civilización es cómo formar una «consciencia global» capaz de evitar desastres y crear un orden global sostenible.

Si tiene éxito, sería la culminación de la evolución social, concluye Maçães… y habríamos superado, tal vez, el sexto apocalipsis para alumbrar un nuevo momento en la historia de la especie.

Foto superior: Gerd Altmann en Pixabay