Tendencias21

La polémica sobre evolución y diseño inteligente es innecesaria

La organización científica más importante de Estados Unidos, la National Academy of Sciences (NAS publicó en 1984 y 1999 sendas obras acerca de las evidencias científicas que soportan la teoría de la evolución, es decir, acerca del conjunto de pruebas que sostienen la existencia de procesos biológicos continuos de transformación de las especies a lo largo del tiempo y el paso de las generaciones. Los libros argumentaban asimismo en contra de la introducción del creacionismo y otras alternativas religiosas en las clases de ciencia de las escuelas públicas.

Y es que, en los últimos años, en Estados Unidos, se ha establecido una batalla cultural que parece haber trasladado al país más poderoso del mundo a tiempos pretéritos. En la lucha, de un lado las fuerzas conservadoras fundamentalistas cristianas defensoras de dicho creacionismo y, del otro, Charles Darwin, padre de la Teoría Evolutiva Moderna, y todos aquellos que defienden sus postulados.

El creacionismo es una ideología inspirada en dogmas religiosos que defiende que la Tierra y cada ser vivo son producto de un acto de creación por un ser divino. Esta corriente es defendida principalmente por los llamados «movimientos antievolucionistas”, cuyo principal objetivo es obstaculizar o impedir la enseñanza de la evolución en las escuelas y universidades.

Según estos movimientos creacionistas, los contenidos educativos sobre biología evolutiva han de sustituirse por sus creencias y mitos religiosos o con la idea de la creación de los seres vivos por parte de un ser inteligente. El movimiento creacionista políticamente más activo y conocido actualmente es de origen cristiano protestante y está implantado, principalmente, en los Estados Unidos.

Evolución y Dios

Debido a esta abierta polémica, ahora, la National Academy of Science acaba de publicar una tercera obra al respecto, aunque ligeramente diferente a las anteriores, según publica The New York Times. Se trata de un libro titulado “Science, Evolution and Creacionism” destinado a un público laico, y que dedica gran parte de su espacio a explicar las diferencias entre ciencia y religión. En él se sostiene además que la aceptación de la teoría evolutiva no precisa necesariamente del abandono de la fe en Dios.

Según la vice-presidenta de la NAS, Barbara A. Schaal, biólogo evolucionista de la Universidad de Washington y uno de los miembros del grupo de expertos que ha elaborado la obra, la intención era escribir un informe accesible que sirviera tanto a los docentes de los centros educativos como al clérigo.

Tal como explica la NAS en un comunicado, el grupo de expertos fue convocado por el Institute of Medicine, rama médica del proyecto, y ha estado dirigido por el biólogo español especializado en evolución Francisco Ayala, que actualmente reside en Estados Unidos y trabaja en la Universidad de California en Irvine. Ayala es autor de más de 500 libros sobre ciencia, entre los que se encuentra la obra Darwin y el diseño inteligente: creacionismo, cristianismo y evolución, publicada en 2007 por Alianza Editorial. Asimismo, fue ordenado sacerdote dominico en 1960.

Controversia innecesaria

En “Science, Evolution and Creationism” se defiende la idea de que aquéllos que intentan enfrentar ciencia y religión generan una controversia innecesaria. El libro ofrece además declaraciones de diversos biólogos eminentes y miembros del clero que defienden este punto de vista. Por otro lado, el libro informa de que las evidencias que sustentan la teoría de la evolución son aplastantes y aumentan continuamente.

Descubrimientos en la investigación del ADN, en los estudios sobre fósiles encontrados u observaciones científicas acerca de enfermedades de propagación, como el Síndrome respiratorio agudo severo, respaldan su autenticidad. Pero el libro no se queda ahí. También ataca con argumentos una forma de creacionismo bautizada como “diseño inteligente” al que califica de probadamente incorrecta o falsa.

El diseño inteligente es una ideología que sostiene que el origen y evolución del Universo, la vida y el hombre, son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por uno o más agentes inteligentes.

Sus partidarios aseguran que se trata de una propuesta científica legítima, capaz de sustentar un programa de investigación metodológicamente riguroso, pero está considerado por los científicos de las ciencias naturales sólo como una justificación a posteriori de la creencia en un creador determinado (el Dios de las religiones monoteístas).

Esta ideología surge en Estados Unidos en 1987, y ha generado un enorme debate en Estados Unidos, que ya se ha extendido a otros países, generalmente por medio de la influencia de las iglesias evangélicas y otros grupos religiosos fundamentalistas, y cada vez cobra más fuerza. Incluso dentro de la Iglesia Católica ha habido ya pronunciamientos a favor de algunos de sus postulados, como los del Papa Benedicto XVI, que ha señalado que considerar “al hombre y su razón” un producto casual de la evolución es irracional. Asimismo ha declarado que «también es cierto que la teoría de la evolución no está demostrada fehacientemente».