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La religión influye en la decisión de voto

Aunque la asistencia a las iglesias se ha reducido en las democracias occidentales, un estudio realizado por un investigador de la Universidad de Missouri, en Estados Unidos, ha revelado que las creencias religiosas aún influyen en las decisiones de voto de los ciudadanos.

El director de la investigación, el especialista en ciencias políticas de la Universidad de Missouri, Chris Raymond, afirma, en un comunicado emitido por dicha universidad, que muchos expertos políticos consideran a los votantes de todo el mundo como “indefinidos, sin lealtades de partido”. Estos expertos creen, asimismo, que la religión no influye en las decisiones electorales de los votantes.

Sin embargo, los resultados obtenidos en la presente investigación señalan que la religión aún condiciona de manera relevante el voto de la población, y que las creencias religiosas ayudan a definir a muchas de las plataformas representadas en el sistema político de partidos.

Influencia persistente

En su estudio, cuyos resultados han aparecido publicados en Electoral Studies, Raymond comparó el grado de asistencia a las iglesias con otras categorías sociales, como los ingresos, la pertenencia a sindicatos y la educación, y descubrió que la religión aún influye a un considerable número de personas a la hora de votar.

Comparando los datos recopilados en el Reino Unido, los Estados Unidos y Alemania, el investigador constató que, incluso aunque estos países presentan diferentes grados de implicación religiosa, las creencias religiosas aún influyen en las actitudes políticas de los habitantes de todos ellos.

El científico escogió estos tres países para su estudio porque cada uno de ellos representaba una tendencia distinta, en lo que a voto influido por la religión se refiere.

Por un lado, se considera que el voto de los ciudadanos alemanes no está influido por la religión; Estados Unidos, por su parte, está viviendo un incremento del voto religioso; y, por último, el voto religioso en el Reino Unido se ha mantenido estable desde hace tiempo.

Cuando comparó los datos obtenidos en este estudio con datos del año 1960, una época en que, según los expertos, los comportamientos de los votantes empezaron a cambiar, Raymond comprobó que el voto religioso había mantenido “un alto nivel de persistencia” en los tres países analizados.

Impacta tanto como la clase social

Según Raymond: “La literatura indicaba que estos países se habían vuelto más seculares, y los especialistas afirmaban que el voto religioso ya no tenía importancia, pero el estudio ha demostrado que no éste no es el caso”.

Raymond añade que, independientemente de las tendencias, la importancia de la religiosidad en este sentido sigue siendo equivalente a la de la clase o el estatus social a los que se pertenece, hasta el punto de condicionar las razones por las que la gente vota.

Raymond explica que cada país tiene actualmente temas políticos específicos que fomentan la asociación del voto con las creencias religiosas.

Es el caso del derecho al aborto en los Estados Unidos, la financiación estatal de las iglesias en el Reino Unido o de los temas relacionados con la integración de los musulmanes en Alemania, por ejemplo.

Estos asuntos, y su alineación con determinadas creencias religiosas potentes, influyen en el modo de participación electoral de la población, afirma el investigador.

Asimismo, el voto religioso tiende a favorecer a los partidos conservadores, porque los valores sociales que éstos defienden tienden a corresponderse más con valores conservadores tradicionales. Raymond señala que, por todo, en lo que a la actitud de los votantes se refiere: “es esencial comprender que la religión no es el único factor, pero sí es un factor importante”.

La razón de que la religión siga influyendo en el voto de los ciudadanos es la siguiente, explica el autor del estudio: cuando una persona vota, su religión y la clase social a la que el votante pertenece resultan influyentes, porque ambas conforman su manera de percibir el mundo.

Política profética

En los últimos años, otro aspecto de la relación entre política y religión analizado por algunos expertos ha sido la llamada “política profética”.

A este respecto, la revista norteamericana Foreign Policy (FP) publicaba un artículo en 2006 en el que se señalaba que, aunque la historia moderna parecía abocada a un laicismo generalizado, cada vez más, la religión y los radicalismos religiosos están influyendo en las decisiones políticas y en los partidos y demás organizaciones políticas de las naciones.

Según FP, sucesos como la victoria del movimiento fundamentalista Hamás en las elecciones de 2006 en Palestina o la invasión de los evangelistas en la política estadounidense demuestran que, a nivel mundial, existe una presencia creciente de “política profética”, encarnada en hechos como el renacimiento chií, las luchas religiosas en Irak, la lucha contra el apartheid sudafricano liderada por prominentes líderes cristianos, o el poderío evangelista en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Todos estos hechos hacen pensar que la democracia no aleja del poder a los activistas religiosos, sino que, por el contrario, incrementa el alcance de estos movimientos políticos no seculares.