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Las corrientes de aire multiplican por diez la contaminación del Mediterráneo

Un nuevo estudio desarrollado sobre el Mediterráneo ha comprobado que la contaminación no tiene fronteras, que se extiende más allá de cualquier límite geográfico y perjudica a regiones que, infructuosamente, cuidan el medio ambiente.

Se ha descubierto, por ejemplo, que en la isla de Creta, en el corazón del Mediterráneo, donde no existen industrias contaminantes, los niveles de ozono son más elevados que los que tolera la Unión Europea, debido a las nubes de contaminación que, procedentes de otras latitudes, se asientan sobre el Mediterráneo. Las sequías que se han vivido estos últimos años en Israel, Grecia o España, habrían ayudado a estos episodios.

Los miembros del equipo internacional que ha llevado a cabo la investigación sobre los niveles de polución existentes en el aire en el verano de 2001, destacan por ello la necesidad de convencer a los gobiernos de elaborar políticas globales para controlar la contaminación, ya que este fenómeno típico de la modernidad se ha convertido en una realidad intercontinental y global para el que no existe legislación que lo regule.

Uno de los efectos perversos de esta contaminación global es el aumento de las enfermedades respiratorias y cardiacas relacionadas con algunos tipos de contaminantes, según destaca el director de esta investigación, Jos Lelieveld, del Instituto Max-Planck de Química, en Alemania.

Corrientes nefastas

Las corrientes de aire identificadas por la investigación señalan que la contaminación originada en Polonia y Rusia se desplaza hacia la Europa del Este y llega incluso a Grecia, Turquía e Israel. España y Francia, por su parte, heredan parte de la contaminación generada en la Europa Occidental.

A niveles más altos, en la troposfera, los vientos contaminantes viajan todavía con mayor facilidad, por lo que una parte de nube tóxica de Asia puede encontrarse fácilmente en Estados Unidos.

De la misma forma, partículas obtenidas en los países del Norte de África y del Medio Oriente viajan, en función de los vientos, de una a otra parte de sus respectivos países, donde llegan a bloquear el 10% de la radiación solar. Como resultado, la lluvia escasea precisamente allí donde más se necesita.

La troposfera es la capa de la atmósfera de la Tierra que va desde la superficie hasta una altitud de entre 11 y 15 kilómetros, y es donde se originan las condiciones climáticas y se forman las nubes.

Peor en la troposfera

La consecuencia de todo ello es que la troposfera mediterránea muestra niveles de concentración contaminantes diez veces superiores a los de otras partes del mundo, por lo que puede decirse que, debido a una serie de factores coincidentes, el Mediterráneo padece en gran parte una contaminación que viene de otras latitudes.

En equipo de científicos europeos e internacionales dirigidos por el Instituto Max Planck de Química ha confirmado así sorprendentes niveles elevados de contaminación sobre el Mediterráneo.

Los investigadores han podido determinar que la presencia de concentraciones altas de aerosoles, principalmente partículas de sulfato y de hollín, en la troposfera situada encima del Mediterráneo, inhibe los niveles de evaporación y reduce la cantidad de precipitaciones en el Medio Oriente y África del Norte.

Los integrantes del estudio sobre oxidantes intensivos del Mediterráneo (MINOS), del que se ha hecho eco la revista Science utilizaron las medidas obtenidas en los vuelos de investigación y en una estación terrestre de Creta para analizar los niveles de contaminación de la troposfera situada encima del mar.

Actividad industrial

El estudio midió las condiciones atmosféricas durante un periodo de seis semanas en el verano de 2001. La cantidad más significativa de contaminación se descubrió en la franja inferior a los cuatro kilómetros y está causada por la actividad industrial, el tráfico, la agricultura y la combustión interna de Europa Occidental y Oriental. Este es el tipo de contaminación principal responsable de la proliferación de partículas microscópicas de aerosoles.

En altitudes superiores, los resultados apuntan a que una importante parte de la contaminación presente había procedido de Norteamérica y de Asia. Este tipo de contaminación no es transportada ni por los imperantes vientos del Oeste, ni por la corriente de chorro tropical de los vientos del Este.