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Las huellas dactilares permiten rastrear el pasado antropológico

Es habitual ver cómo el avance en determinadas disciplinas científicas se ve a menudo impulsado, de manera inesperada, por estudios en otros campos. Esto es lo que ha sucedido en un trabajo de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EEUU).

El foco de atención para un equipo investigador de dicha Universidad liderado por la antropóloga Ann Ross era en principio el mismo que el de un trabajo ya clásico en investigación de huellas dactilares. Es decir, se estaba indagando en las diferencias existentes en estas huellas, entre grupos humanos de todo el mundo.

Del análisis forense a la antropología

La diferencia que se ha planteado ahora han sido los detalles concretos de este trabajo. La observación de las huellas dactilares se puede dividir en dos aspectos: el Nivel 1, dedicado a estudiar los patrones y el número de crestas papilares (y por ende, surcos interpapilares); y el Nivel 2, centrado en los detalles más concretos, como puedan ser las bifurcaciones de las crestas.

El trabajo sobre el Nivel 2 había quedado hasta ahora relegado al ámbito policial, y era utilizado en estudios forenses. Al Nivel 1 aquel al que los antropólogos prestaban mayor atención. Ahora, sin embargo, este nuevo estudio se ha servido de los detalles del Nivel 2 para realizar comparaciones en el trasfondo genético de poblaciones de diversa procedencia.

La importancia del trasfondo antropológico

Para ello, se recogieron las huellas dactilares de 243 personas de dos procedencias concretas: 61 hombres y 61 mujeres americanos de origen africano; y 60 hombres y  61 mujeres americanos de origen europeo.

La comparación entre grupos tan determinados pretendía averiguar si las diferencias entre las huellas respondían a patrones sexuales o a un trasfondo antropológico.

Los resultados dieron la razón a la segunda hipótesis. Los investigadores no descubrieron diferencia alguna (de importancia) en el Nivel 2 de detalle en las huellas de hombres y mujeres; sin embargo, las divergencias entre los individuos de origen africano y aquellos con un pasado europeo eran evidentes.

Para Ross, esto demuestra que el Nivel 2 es tan importante como el primero para el análisis antropológico, especialmente en lo que se refiere a grupos de población mundiales.

“Este es el primer estudio que se centra en este tema con tanto detalle, y los resultados son muy prometedores”, afirma la investigadora, que recuerda también que queda “mucho trabajo por hacer”, ampliando el tamaño de las muestras y analizando individuos de procedencias más variadas.

Referencia bibliográfica:

Nichole A. Fournier, Ann H. Ross. Sex, Ancestral, and pattern type variation of fingerprint minutiae: A forensic perspective on anthropological dermatoglyphics. American Journal of Physical Anthropology (2015). DOI: 10.1002/ajpa.22869.