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Las políticas dirigidas a mitigar el cambio climático pueden generar empleo y riqueza

«El cambio climático es el mayor fallo de mercado en la historia humana»  dijo sir Nicholas Stern en 2006. Sin embargo, recientemente se han publicado dos informes que vienen a proponer medidas concretas para reducir sobre todo las emisiones de CO2, ya que existe una creciente preocupación por el cambio climático causado por los gases de efecto invernadero, y hay que recordar que la energía es la principal responsable de estas emisiones.

Cambio climático y desarrollo

¿Qué es lo que ha llevado a los países a plantearse más de cerca este problema? Según el informe La Suma de los Beneficios, publicado por el Banco Mundial y la Fundación Climate Works, las políticas gubernamentales deben estar enfocadas a mitigar el cambio climático, puesto que los resultados no sólo se verían reflejados en el crecimiento económico, sino que también traerían consigo otros beneficios para la salud, mayores fuentes de empleo y mejor calidad de vida.

En el informe se exponen argumentos que invitan a tomar medidas urgentes en relación al cambio climático, y se exponen algunos ejemplos de prácticas que se están aplicando en países en desarrollo como Brasil, India y México.

El informe se centra en la Unión Europea y  en cinco países —Brasil, China, Estados Unidos, India y México—. En él se utiliza un nuevo marco de elaboración de modelos para examinar los considerables beneficios que pueden generarse a través de ambiciosas políticas de mitigación del cambio climático en los sectores del transporte, la industria y la construcción, y en relación con los desechos y los combustibles utilizados para cocinar.

En el informe se habla asimismo de cómo las políticas gubernamentales que promueven cambios en pos de la adopción de un transporte no contaminante, y un aumento de la eficiencia energética en fábricas, edificios y artefactos pueden incrementar el crecimiento del PIB mundial en una suma estimada entre US$1,8 billones y US$2,6 billones anuales para 2030.
 
Reducción de las sustancias contaminantes de corta vida

Algunos de los beneficios que supondrían un descenso de los niveles de CO2 tienen que ver con la reducción de las emisiones de los llamados contaminantes climáticos de corta vida (SCLP por sus siglas en inglés). 

Los SCLP son sustancias como el carbono negro de los vehículos diésel y de los fogones que se utilizan para cocinar, el metano de las operaciones mineras y de los vertederos, el ozono que se forma cuando la luz del sol interactúa con las emisiones de centrales eléctricas y vehículos, y algunos tipos de hidrofluorocarbonos.

La disminución de estas emisiones podría evitar, según se estima en el informe, 2,4 millones de muertes prematuras, y la pérdida de cerca de 32 millones de toneladas de cultivos al año. 

A diferencia del CO2, los SLCP no perduran en la atmósfera por siglos, sino que son eliminados en semanas o años. Evitar la acumulación de contaminantes en la atmósfera ayudaría por sí solo a reducir el calentamiento, y dar tiempo para desarrollar e implementar efectivas intervenciones en materia de CO2.

Cuantificar los beneficios en el futuro

Según afirma Rachel Kyte, vicepresidenta y enviada especial del Grupo del Banco Mundial para el Cambio Climático, en declaraciones recogidas en la web del Banco Mundial, “este estudio presenta argumentos a favor de tomar decisiones que permitan salvar vidas, crear empleos, hacer crecer las economías y, al mismo tiempo, aminorar la velocidad del cambio climático. Si ignoramos estas oportunidades, ponemos en peligro a nuestros hijos y a nosotros mismos”.
 
Hasta el momento no se habían incluido en los análisis económicos los beneficios socioeconómicos y los factores ambientales externos, ya que no podían cuantificarse con facilidad. Pero en este informe se detallan de manera más concreta los diseños de modelos macroeconómicos que proporcionan un panorama más completo de los cobeneficios de las inversiones con fines de desarrollo.

En la propia página del Banco Mundial, se calcula que los beneficios anuales de estas políticas para el año 2030 incluyan la prevención de 94 000 muertes prematuras y un crecimiento aproximado del PIB de entre US$1,8 billones y US$2,6 billones. Además, estas políticas permitirían evitar la producción de 8.500 millones de toneladas métricas de emisiones de CO2.

Diferentes soluciones energéticas para cada país

Recientemente también se ha hecho público el informe Pathways to Deep Decarbonization o Vías para una descarbonización en profundidad, editado  por una iniciativa conjunta con el mismo nombre constituida por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU (Sustainable Development Solutions Networks), SDSN y el Instituto para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (Institute for Sustainable Development and International Relations), IDDRI.

El informe se centra sobre todo en pautas concretas para que los países puedan llevar a cabo esa transición energética, y presenta tres ejes sobre los que se estructuran las alternativas planteadas, que son: En primer lugar, la conversión del sistema eléctrico actual en otro bajo en carbono a través de diferentes combinaciones energéticas, y en función del país.

En segundo lugar, se plantea la electrificación de automóviles, edificios y diversos procesos industriales, y, por último, se habla de propulsar la eficiencia energética a gran escala, por ejemplo, mediante el impulso de la mejora de los diseños de los edificios y la reducción drástica de la necesidad de energía exterior para calefacción y refrigeración.

Las vías descarbonizadoras identificadas para cada país difieren y dependen de factores como la estructura industrial, la aceptación pública o el grado de desarrollo, pero comparten la necesidad de la cooperación tecnológica, el apoyo financiero y la coordinación de políticas.

Según han avanzado los responsables del informe, a lo largo de 2015 los expertos de este proyecto publicarán un estudio como prolongación de este en el que se encargarán de medir los costes y los beneficios de realizar la transición energética, y explorará cómo estos costes pueden ser distribuidos entre países con diferentes niveles de desarrollo.