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Los romanos del siglo I ya utilizaban tinta metálica

Los papiros de Herculano, descubiertos en el siglo XVIII, fueron sepultados por la lava tras la archiconocida erupción del Monte Vesubio que destruyó las ciudades romanas de Pompeya y Herculano en el año 79 d. C. Se trata de dos mil manuscritos firmemente enrollados que quedaron reducidos a un amasijo de documentos calcinados y quebradizos. Hasta la fecha, todos los intentos de descifrar su contenido habían provocado daños importantes en los papiros, cuando no su total destrucción.

Científicos de la Instalación Europea de Radiación Sincrotrónica (ESRF, Grenoble, Francia) utilizaron un acelerador sincrotrón —capaz de generar haces de rayos X cien mil millones de veces más intensos que los que se usan en cualquier hospital moderno— para estudiar los manuscritos, e hicieron un sorprendente descubrimiento: estaban escritos con tinta metálica.

Lo extraordinario de este hallazgo es que hasta entonces la comunidad académica sostenía, basándose en la obra del historiador romano Plinio el Viejo, que en el Mundo Clásico se utilizaba una tinta elaborada con restos de carbón vegetal extraídos de los hornos de leña. El propio Plinio fue una de las víctimas de la erupción del Vesubio.

El único uso conocido de tinta metálica antes de este periodo fue para la escritura de mensajes secretos en el segundo siglo antes de Cristo. Desde alrededor de 420 d. C. , una mezcla ferrogálica metálica fue elaborada y adoptada como una nueva tinta de escritura para pergaminos. A partir de entonces las tintas metálicas se convirtieron en el estándar para los pergaminos de la Antigüedad tardía y durante la mayor parte de la Edad Media.

En enero de 2015, el equipo de investigadores utilizó el acelerador para tratar de identificar letras del alfabeto griego, e incluso palabras completas, en los textos. Posteriormente, averiguó que los rollos de papiro contenían altas concentraciones de plomo que solo podrían explicarse por su uso intencionado como componente de la tinta.

Los científicos llegaron a esta conclusión tras constatar que los niveles de metal detectados eran demasiado elevados como para deberse al contacto con agua contaminada por las tuberías de plomo que utilizaban los romanos, con los tinteros de cobre o con los estuches de bronce.

«Hallamos restos de metal —algo de plomo— en la tinta, avance este que presumiblemente no había tenido lugar hasta cuatro siglos más tarde [de la erupción del Vesubio]», comenta Emmanuel Brun, de la ESRF. Según señala Brun, «se creía que los romanos habían introducido la tinta metálica en el siglo IV».

Estos hallazgos, publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, arrojan nueva luz sobre las tecnologías de la tinta y el papel empleadas en el periodo de esplendor del Imperio romano, y no dejan ningún género de duda de que la tinta metálica se inventó varios siglos antes de lo que se pensaba.

Nuevas claves

Los estudiosos en la materia, informa Cordis, contarán a partir de ahora con nuevos fundamentos para indagar en las técnicas de escritura empleadas en la Antigüedad y tratar de leer textos de la época que se creían irrecuperables. Asimismo, podrán intentar descifrar textos desconocidos a los que nunca antes se había tenido acceso.

«Este descubrimiento posee gran trascendencia para los historiadores, pero también para quienes nos dedicamos a obtener imágenes de rayos X de los rollos de papiro», explica Brun. «Las distintas fases de este estudio sobre la tinta nos permitirán perfeccionar los próximos experimentos encaminados a descifrar el texto invisible de los papiros», a través de una mejor elección de la técnica de formación de imágenes a utilizar y las longitudes de onda seleccionadas.

Marina Cotte, científica a cargo de la línea de luz ID21, utilizada en el experimento, explica en la nota de prensa de ESRF: «Este tipo de experimento demuestra la importancia de las técnicas de imagen en el análisis de los objetos del patrimonio cultural. Gracias a potentes rayos X, el análisis puede llevarse a cabo muy rápidamente (una décima de segundo por punto), lo que nos permite adquirir grandes cantidades de datos en poco tiempo. Hemos sido capaces de barrer todas las muestras y estar seguros de la correlación entre la información química y la traza visible de las letras. Otra ventaja de utilizar el sincrotrón es que pudimos combinar fácilmente un estudio de baja resolución (análisis de todas las letras con un haz de medición de una décima de milímetro) con un estudio de alta resolución (utilizando un haz más pequeño que una milésima parte de un milímetro, un micrón)».

De los dos mil volúmenes extraídos de Herculano, unos seiscientos permanecen intactos. La mayoría son obras filosóficas escritas en griego antiguo, pero entre ellos se incluye una comedia escrita en latín.

Gracias a estos hallazgos y al perfeccionamiento de las innovadoras técnicas radiológicas utilizadas en el marco de este estudio, quizás pronto se puedan descifrar el resto de manuscritos y ampliar considerablemente nuestros conocimientos sobre la cultura, la literatura y los estilos de vida propios de la Antigüedad Clásica.

Referencias bibliográficas:

E. Brun et al.: Revealing metallic ink in Herculaneum papyri. Proceedings of the National Academy of Sciences (2016). doi: 10.1073/pnas.1519958113

P. Tack et al.: Tracking ink composition on Herculaneum papyrus scrolls: quantification and speciation of lead by X-ray based techniques and Monte Carlo simulations. Scientific Reports (2016). doi:10.1038/srep20763.