Tendencias21

Multiplican por seis el tiempo de vida de un gusano mediante manipulación genética

Científicos de la Universidad de California han conseguido multiplicar por seis la expectativa de vida de un gusano, gracias a una terapia genética. El experimento consistió en inhibir una hormona y remover sus sistemas reproductores, lo que permitió al gusano caenorhabditis multiplicar por seis su ciclo temporal de vida, la extensión más prolongada que se ha conseguido hasta ahora en un organismo.

Estos gusanos viven habitualmente 20 días, pero gracias a este tratamiento algunos ejemplares llegaron a vivir 144 días, el equivalente a cinco siglos de vida a escala humana, lo que arroja expectativas para la ampliación del ciclo vital de los individuos de nuestra especie con la misma técnica genética.

El resultado se consiguió introduciendo algunos cambios en un reducido número de genes y tejidos reproductivos del nematodo (gusano redondo). Estos nematodos son propicios para las investigaciones porque, aunque tienen genes relativamente simples, comparten muchas características genéticas con otros animales más complejos, incluidos los humanos.

Los cambios introducidos en el gusano afectaron a la actividad de la insulina y de otras hormonas implicadas en la regulación de la actividad biológica, así como a las células reproductivas del nematodo.

Inhibición genética

Estos investigadores, Nuno Arantes-Oliveira, Jennifer R. Berman y Cynthia Kenyon, ya habían descubierto que la inhibición de un gen podía duplicar la vida de un gusano.

También habían comprobado que esta inhibición no podía ser total porque en ese caso, aunque prolongaría la vida, al mismo tiempo dejaría inactivo al individuo. La inhibición de este gen ha de ser por tanto sólo parcial.

La investigación dada a conocer ahora, y publicada en Science, constituye el desarrollo de esta investigación anterior, a través de la cual sus autores observaron que una sola mutación genética llamada daf-2, asociada a un incremento de la expectativa de vida en este nematodo, ejerce su influencia reduciendo la actividad de los genes que acortan el tiempo de vida.

La investigación ha desvelado que, aunque son muchos los genes implicados en la longevidad y que cada cual ejerce un papel particular, el gen daf-2 es el que une a todos esos genes en un circuito regulador común y el que permite ese aumento de la expectativa de vida, según los autores.

Daf-2 es la clave

Hay algunos genes que aparentemente aumentan la expectativa de vida entre un 10 y un 30%, aunque el papel esencial recae en el daf-2, ya que cuando participa en el proceso controlando a los demás genes, produce importantes cambios en la longevidad.

En el último experimento, los investigadores usaron una técnica conocida como la interferencia de ARN, una potente y novedosa herramienta tecnológica capaz de silenciar la expresión de determinados genes, para comprobar que los ciclos vitales de los organismos pueden cambiarse mediante manipulación genética.

Dado que el ser humano comparte muchos de los genes presentes en los experimentos, parece claro que este conocimiento podría proporcionar pistas sobre cómo incrementar la longevidad de los individuos de nuestra especie. El camino sería alterando un reducido número de genes de tal forma que estos cambios no afecten a la salud del individuo.

Este proceso de hecho ya se ha operado en la naturaleza, porque la vida animal tiene en nuestro planeta ciclos que oscilan entre unas semanas y más de un siglo, a pesar de que en sus orígenes todos los animales multicelulares tenían una vida corta. La evolución genética ha ampliado estas expectativas más de 1.000 veces.

Nueva capacidad humana

Ahora la especie más compleja de la evolución se aproxima a la capacidad de regular estos mecanismos genéticos y de precipitar deliberadamente cambios en los ciclos de vida que según los ritmos naturales serían mucho más lentos, lo que introduce una nueva responsabilidad en la gestión de la vida que hasta ahora es inédita en la especie humana.

El poder que estamos descubriendo, sin embargo, no es sólo el de alargar la vida, sino el de prolongarla en estado de juventud, como ya se ha conseguido con los gusanos del experimento.

Esta posibilidad es la que realmente constituye un motivo de esperanza, porque la expectativa de vida rodeada de decrepitud física no es un aliciente para desarrollar estas investigaciones y escalarlas al nivel humano.

Temas relacionados:

Nuestros hijos podrían no morir jamás

La investigación sobre el envejecimiento encuentra la luz al final del túnel