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Nuevos robots para salvar vidas

La enorme cantidad de muertes provocadas por grandes catástrofes, como los grandes terremotos sucedidos en Haití y Japón, ha impulsado a la Comisión Europea a dotar de fondos a proyectos con los que sacar del laboratorio e introducir en el mercado más tecnologías dedicadas al rescate, la búsqueda y el salvamento (SAR).

Uno de estos proyectos es ICARUS y su función es la de acercar los descubrimientos realizados en el ámbito científico a la aplicación práctica y sobre el terreno, mediante el desarrollo de un paquete de herramientas compuestos por distintos componentes integrados dedicados a los dispositivos no tripulados.

Este tipo de dispositivos, utilizados en paralelo a la intervención humana, pueden resultar herramientas vitales a la hora de detectar, localizar y rescatar a víctimas de catástrofes naturales como los terremotos o incidentes como el hundimiento de minas o los accidentes de transporte o industriales.

El rescate de personas en este tipo de condiciones puede resultar peligroso para los miembros del servicio de respuesta rápida ante emergencias. Sin embargo, los dispositivos no tripulados pueden tanto evitar mayores males como colaborar de manera eficaz con los humanos en condiciones complicadas.

Pruebas de campo realizadas

En el marco del proyecto ICARUS se ensayó en Marche-en-Famenne (Bélgica), durante septiembre de 2014, una serie de sensores y vehículos aéreos y terrestres.

El proyecto llevó a cabo pruebas de campo con dispositivos capaces de servirse de tecnologías de reconstrucción tridimensional para localizar víctimas, como el Skybotix Hexacopter, diseñado para buscar víctimas en interiores, y el Multicopter, capaz de realizar búsquedas en exteriores, informa la agencia de noticias de la UE, Cordis.

El control de los vehículos se logró mediante una plataforma de mando, control e inteligencia y un sistema de comunicaciones que sirvió de conexión entre los distintos componentes del sistema.

Los ensayos mostraron el correcto funcionamiento de los componentes del sistema y su fiabilidad sobre el terreno, pero sin duda aún queda mucho camino por recorrer.

Empleados en una catástrofe

Los dispositivos de ICARUS ya se han empleado tras una de las catástrofes naturales más graves que ha sufrido Bosnia y Herzegovina en el último siglo. Un vehículo aéreo no tripulado, el cuadrirrotor Microdrone MD4-1000, se utilizó para evaluar los daños provocados por las inundaciones de 2014 y detectar la ubicación probable de minas antipersona desplazadas a causa de los corrimientos de tierras.

Para garantizar que se ajustan a las necesidades de los servicios de emergencia y las de otros usuarios, ICARUS ha puesto en marcha un programa para usuarios pioneros. El proyecto ha puesto a la venta por 3.900 euros su sensor «Visual Inertial» para su empleo en vehículos no tripulados y plataformas robóticas.

El precio está rebajado con el propósito de animar a equipos de investigadores de todo el mundo a que lo utilicen y remitan sus opiniones al proyecto y así lograr que un producto ya listo para el mercado se convierta también en uno fácil de usar.

El proyecto ICARUS, coordinado desde Bélgica, cuenta con veinticuatro socios pertenecientes a los ámbitos de la investigación, la empresa y las organizaciones sin ánimo de lucro. Se mantendrá activo hasta finales de enero de 2016, habiendo comenzado en febrero de 2012. Cuenta con un presupuesto total de algo más de 17 millones de euros, 12,6 millones de euros procedentes de la Unión Europea.