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Primer robot que se mueve por la energía de un músculo cardiaco

El primer robot que se mueve por la energía de un músculo ha sido creado en los laboratorios de la Universidad de California. En realidad se trata de un micro robot de silicio cuyas piernas se mueven mediante el impulso del músculo del corazón de una rata que fue debidamente manipulado antes del experimento.

Tal como explica al respecto Newscientis, el dispositivo que permite la proeza es un arco de silicio de 50 micrómetros de ancho (un micrómetro es la millonésima parte de un metro) que se contrae y relaja gracias a un tejido fino cardiaco unido a su parte inferior.

Eso quiere decir que el dispositivo de mueve sin necesidad de electricidad, ya que el músculo cardiaco, que imprime movimientos a la micromáquina, obtiene su energía de la glucosa contenida en una placa de Petri (disco de plástico o vidrio con tapa, que se usa en los laboratorios para hacer cultivos).

Uno de los aspectos más importantes de esta proeza tecnológica es que se ha conseguido anclar de manera automatizada el tejido muscular a una sustancia como el silicio sin que por ello el músculo pierda su capacidad motriz.

En tres días

Para conseguirlo, los investigadores cultivaron células del músculo cardiaco de una rata en una placa de Petri sumergida en un medio de glucosa, con la finalidad de aumentar su tamaño. Su adhesión al dispositivo la consiguieron mediante una película de oro depositada en la parte inferior del arco.

En tres días, las células del músculo cardiaco de la rata crecieron y sus fibras se unieron a la película de oro, formando un nervio muscular que se adaptó a las dimensiones del arco del dispositivo, dotándole así de una capacidad de movimiento.

Las aplicaciones de este invento son muy prometedoras, aunque deberá todavía ser perfeccionado y demostrar su eficacia fuera del laboratorio. La idea de sus inventores es que este dispositivo puede ser de gran ayuda a las personas que tienen paralizados los nervios respiratorios.

Aplicaciones futuristas

Según sus creadores, estos microrobots pueden recuperar la capacidad de oxigenación sin la ayuda de un ventilador. El tejido que se usaría para su fabricación procedería de las células del propio corazón del paciente, lo que evitaría el rechazo. Finalmente, este músculo “artificial” se nutriría de la glucosa presente en la sangre.

Hay otras aplicaciones evidentes, aunque no se mencionen, ya que introducir movilidad muscular en un robot abre la puerta al desarrollo de híbridos, mitad máquina, mitad seres biológicos, capaces de desarrollar enormemente las potencialidades humanas y la supervivencia de la especie.