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Un procedimiento de selección celular prolonga en un 60% la vida de una mosca

El ser humano siempre ha soñado con la inmortalidad. Por ejemplo, en la Antigüedad soñaba con dioses míticos que eran inmortales, a diferencia de los hombres y de las mujeres. Ahora, también se ‘sueña’ con la inmortalidad desde la ciencia; y con las herramientas de esta.

En las últimas décadas, diversos grupos de investigadores han buscado desde las causas de la longevidad hasta los genes responsables del envejecimiento y de las enfermedades, persiguiendo ese mismo sueño. Los avances logrados han llevado incluso a afirmar a algunos expertos, como el gerontólogo inglés Aubrey de Grey, que “el envejecimiento ya no es un destino ineludible”.

En el campo de la investigación biológica, lo que se ha tratado de hacer es prolongar la vida útil humana, utilizando para ello organismos modelo, como los roedores o las moscas.

Por ejemplo, en 2004, una investigación desarrollada en la universidad canadiense de Laval logró identificar una proteína directamente relacionada con el envejecimiento, con la que se pudo alargar un tercio la vida de una mosca.

Nuevo estudio con moscas

Usando de nuevo las moscas como guía en la búsqueda de la inmortalidad, ahora, otro grupo de científicos, en este caso de la Universidad de Berna (Suiza), también ha conseguido prolongar considerablemente la vida de una mosca.

En este caso, según se explica en la página web de dicha Universidad, el logro ha sido posible gracias a una selección: la de las mejores células del organismo de este insecto.

Partiendo de la idea de que, en nuestro cuerpo, hay células que sufren menos que otras los efectos de factores como las radiaciones ultravioletas del sol y que, por tanto, unas células se encuentran en mejor estado que otras; los investigadores se plantearon que hacer una selección de las células menos afectadas y eliminar las dañadas podría ser una buena estrategia para mantener la salud de los tejidos y, por tanto, retrasar el envejecimiento y prolongar la vida útil.

Para probar su hipótesis, utilizaron la mosca Drosophila melanogaster o mosca de la fruta. Su primer reto fue descubrir qué células dentro de los órganos de este insecto estaban más saludables.

El equipo logró así identificar un gen (bautizado como azot) que se activa en las células menos saludables, y del que suele haber dos copias en cada célula. Una vez identificado dicho gen, los investigadores insertaron una tercera copia de este en las células de la Drosophila.

Una mosca “Matusalén”

Las consecuencias de esta mejora del mecanismo de control de calidad de células fueron, según ellos, las siguientes: Los tejidos de las moscas parecían mantener una mejor salud; y el envejecimiento de estas se volvió más lento. Las moscas pasaron a tener además una vida útil más larga, entre un 50 y un 60% más duradera que las moscas normales.

El hallazgo podría tener implicaciones para el ser humano, afirman los investigadores, porque el gen azot también está presente en nuestra especie. Esto quiere decir que podría realizarse una selección de células sanas dentro de los órganos, como mecanismo de lucha contra el envejecimiento. El procedimiento podría prevenir la neurodegeneración y la degeneración de los tejidos que sufre nuestro cuerpo como consecuencia del paso del tiempo, concluyen los científicos.

Referencia bibliográfica:

Marisa M. Merino, Christa Rhiner, Jesus M. Lopez-Gay, David Buechel, Barbara Hauert, Eduardo Moreno. Elimination of Unfit Cells Maintains Tissue Health and Prolongs Lifespan. Cell (2015). DOI: 10.1016/j.cell.2014.12.017.