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Un software convierte al ordenador portátil en un detector de terremotos

Informáticos y sismólogos de las universidades de Stanford y California han creado un software que permite que una red de ordenadores se pueda conectar entre sí para trabajar como sensores sísmicos. Sus creadores esperan aunar información muy valiosa sobre grandes terremotos y incluso avisar con antelación antes de que ocurra un seísmo.

El proyecto Quake Catcher Network (Red de Cazadores de Terremotos) está en la etapa de evaluación, con conexiones a varios cientos de ordenadores portátiles. Se trata de una red de informática distributiva, como el famoso proyecto SETI@home, que busca señales de vida inteligente en el espacio, o Folding@Home, que se centra en la simulación del plegamiento de las proteínas. En este caso, las máquinas de esta red vigilarán los movimientos de la tierra y reportarán sus pesquisas a un servidor central. En principio, la red se centrará en zonas muy concretas del estado de California, como San Francisco y Los Ángeles.

“No tratamos de predecir terremotos, tratamos de medirlos rápidamente y conseguir la información antes de que dañen a grades poblaciones”, comenta Jesse Lawrence, sismólogo de la Universidad de Stanford, en declaraciones a Technology Review, que trabaja junto a Elizabeth Cochran, que es profesora asistente de sismología en la Universidad de California.

Cientos de sofisticados sismógrafos están colocados en la actualidad a lo largo y ancho del California, pero están relativamente separados unos de otros. Esta nueva red distributiva vendría a paliar un poco esta situación.

El equipo de la Quake Catcher Network ha desarrollado un software que convierte portátiles Mac de Apple en sensores sísmicos, proporcionando datos directamente en la pantalla. Sus creadores tienen pensado hacer un desarrollo posterior para entornos Windows. Los ordenadores Apple fabricados desde 2005 incorporan acelerómetros (instrumento diseñado para medir aceleraciones). Otras marcas como IBM, Acer o HP también los han incorporado a sus portátiles. Estos acelerómetros detectan aceleraciones repentinas, como cuando un portátil se cae de una mesa, por ejemplo, y refuerza el disco duro ante un posible impacto.

Grandes sacudidas

Los ordenadores que no incorporan este instrumento, pueden instalar un sensor de movimiento a través del puerto USB. Los responsables del proyecto esperan poder distribuir estos sensores USB a estudiantes para que entren a formar parte de la red. Es posible descargarse el software directamente desde la página del proyecto.

El software analizará los movimientos recogidos por los acelerómetros de los ordenadores, pero sólo reportará a un servidor central las grandes sacudidas, ignorando vibraciones más frecuentes, como las que produce un camión cuando pasa e incluso las de pequeños terremotos. Los patrones de señales recibidas en el servidor central deberían servir para que la red reconozca terremotos con una fuerza significativa. La localización de cada ordenador conectado a la red se hará identificando su dirección IP.

Algunos científicos han dudado respecto a la calidad de los datos que proporcionará esta red, ya que se trata de sismógrafos muy limitados. Sin embargo, lo que hace valiosa esta experiencia es la cantidad de ordenadores que se pueden conectar y proporcionar datos de zonas que no están cubiertas por los sismómetros instalados actualmente en California.

La red de sismógrafos propuesta por Stanford puede ser muy útil en el estudio de ciertos acontecimientos sismológicos. En 1994 el devastador terremoto de Northridge tuvo efectos inesperados en algunas partes del sur de California. A raíz de este terremoto, los científicos instalaron sismógrafos en los jardines de las casas de esa zona para ver qué estaba ocurriendo y determinar por qué el seísmo fue tan virulento. Si se hubiera tenido una red de ordenadores ya lista, el trabajo de los científicos hubiera sido mucho más rápido.

Para países pobres

Lawrence espera que la red sea capaz de dar un primer aviso antes de que tenga lugar el terremoto, basándose en las ondas relativamente suaves que anteceden a un gran seísmo. Incluso unos cuantos segundos de antelación pueden ser suficientes para que la gente se ponga a cubierto, para que los sistemas automáticos paren los trenes o para que los coches sean desalojados de los puentes más vulnerables. En Japón, por ejemplo, los trenes de alta velocidad son parados cuando un terremoto es detectado.

Una red de este tipo, cuyo despliegue es relativamente barato, sería muy útil en aquellas zonas del mundo donde no tienen un sistema de monitorización sísmica adecuado. Si los acelerómetros USB fueran añadidos a los ordenadores conectados a Internet de esas regiones, podrían detectar el seísmo más rápidamente que los sensores convencionales localizados a cientos o a miles de kilómetros.

Si algo parecido a la Quake Catcher Network hubiera estado operativo en Indonesia en 2004, cuando un terremoto formó después el devastador tsunami, los servicios de emergencia hubieran tenido más tiempo para reaccionar. En un par de minutos se hubiera podido saber lo que estaba pasando, en lugar de haber esperado a que lo detectara un sismómetro situado a cientos o miles de kilómetros.