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Una nueva técnica de ingeniería salvará a un estadio construido sobre una falla

Uno de los retos más importantes del mundo para conservar un edificio ha podido quedar ya resuelto gracias al ingeniero David Friedman, del departamento de ingeniería civil de la Universidad de Berkeley. Se trata del emblemático Memorial Stadium de la misma universidad, construido en 1923 sobre la falla Hayward y que podría quedar reducido a escombros en caso de terremoto.

Según informa el San Francisco Gate, se han necesitado décadas de investigación y experimentación, pero un equipo de ingenieros de San Francisco acaba de anunciar un modo sencillo de salvar este icono de la arquitectura deportiva en los Estados Unidos.

“Hemos dado con una solución única para un problema único”, comenta David Friedman, que dirige el proyecto de salvación del Memorial Stadium.

El plan, que se espera esté en marcha en los próximos dos años, consiste en permitir que partes del estadio puedan deslizarse sobre unos bloques que, a su vez, descansarán sobre unas láminas de plástico especial. Según Friedman, en caso de que la tierra se rompa, el suelo se moverá bajo las láminas de plástico, pero los bloques sobre los que se deslizará el estadio permanecerán intactos. El coste de este proyecto es de entre 150 y 175 millones de dólares.

“Si hubiera un terremoto durante un partido de fútbol, la gente situada sobre los bloques quizá estaría sentada de forma diferente después del seísmo, pero estarían a salvo”, comenta Friedman. “No podemos prevenir que el edifico se mueva, pero sí que podemos salvar vidas”, comenta esta ingeniero.

Un terremoto en 2030

El Memorial Stadium fue construido en 1923 sobre la Falla Hayward, que según los cálculos del U.S. Geological Survey tiene el 70% de posibilidades de generar un seísmo de magnitud 6,7 hacia el año 2030. Si esto fuera así, las tierra se movería casi dos metros horizontalmente y más de medio metro verticalmente, representado todo un reto para los ingenieros, que lo que intentan con este proyecto es tanto salvar el edificio como la gente que pudiera estar dentro de él.

Es cierto que muchos edificios en todo el mundo están situados sobre fallas, pero el Memorial Stadim es único porque en su interior pueden caber casi 76.000 espectadores. También es único porque los sismólogos saben perfectamente por dónde transita la falla.

A esto hay que añadir el valor histórico y arquitectónico del estadio. Fue diseñado por John Galen Howard, está incluido en el Registro Nacional de Sitios Históricos y está considerado como el campo de futbol universitario más hermoso de los Estados Unidos.

Pero también es el más peligroso. La mitad este del estadio se asienta sobre una colina y no corre tanto peligro, pero la mitad oeste descansa precariamente en un campo, sobre el lecho de un río.

El problema ha desconcertado a los ingenieros durante décadas. De hecho, se han barajado diferentes soluciones, como construir una gigantesca red de acero bajo el estadio o rellenar los cimientos con tierra. Pero el modelo finalmente elegido es notable por su simplicidad, según los ingenieros. “Es un problema complejo, pero la solución es simple y efectiva”, comenta el ingeniero de estructuras Craig Comartin, que también ha participado en el proyecto.

Las secciones que estén directamente sobre la falla serán cortadas en tres grandes bloques flotantes. Los bloques serán separados de la estructura circundante mediante un espacio libre de un metro, más o menos, lo que proporcionará espacio a los bloques para temblar y moverse en caso de terremoto.

La mitad oeste sufrirá una modernización estándar, con refuerzos, muros verticales y capas extra de hormigón. El hormigón tendrá rupturas, de tal modo que si el estadio se parte lo hará de un modo relativamente limpio.

Sobre plástico

Estos bloques se asentarán en láminas de plástico ancladas al suelo por lo que, si la tierra se mueve, los bloques no deberían moverse demasiado. Bajo el plástico, una serie de columnas estabilizarán el suelo, reduciendo la sacudida sobre el estadio al mínimo.

“Los bloques pueden moverse y temblar, pero deberían mantener su integridad estructural”, dice Loring Wyllie, de Degenkolg Engineers, en San Francisco, que ha revisado el plan de Friedman. “Será como un barco en el mar. Se moverá un poco, pero sólo unas pulgadas respecto a su posición actual”.

La mitad oeste sufrirá una modernización estándar, con refuerzos, muros verticales y capas extra de hormigón. El hormigón tendrá rupturas, de tal modo que si el estadio se parte lo hará de un modo relativamente limpio.