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Una nueva tecnología predice con exactitud la deriva de los icebergs

En el océano Atlántico que rodea los Grandes Bancos de la isla canadiense de Terranova, situada en la costa nordeste de Norteamérica, se han instalado importantes plataformas petrolíferas (Hibernia, situada en el suelo marino; Terra Nova y White Rose, plataformas flotantes) que corren un peligro inminente.

La región de los Grandes Bancos es rica tanto en yacimientos de petróleo como en hielo, lo que supone una peligrosa combinación. Ahora mismo, por ejemplo, existe el riesgo de que un gigantesco iceberg llamado Alley, que se desplaza hacia el sur y que es del tamaño de un edificio de 15 plantas y de un peso de 200 mil toneladas, colisione con estas plataformas, lo que ocasionaría un gran desastre ecológico y económico.

Con la finalidad de resolver este grave problema, el National Research Council (NRC de Canadá, en colaboración con el Canadian Hydraulics Centre (CHC, ha desarrollado un modelo computacional único de estudio de la deriva de los icebergs, que permite con una exactitud sin precedentes calibrar la dirección que siguen dichos bloques de hielo, con la finalidad de mantener a las plataformas petrolíferas fuera de peligro.

Desafío inminente

Y es que estas plataformas se encuentran en el punto de mira, porque muchos icebergs procedentes de los glaciares de la costa oeste de Groenlandia se desplazan hacia el sur propulsados por las corrientes de Labrador, una península cercana a Terranova, y que está separada de la isla por el Estrecho de Belle Isle.

Según declaraciones del director de la investigación, Garry Timco, publicadas en un comunicado del NRC, “los icebergs son el principal riesgo medioambiental para las plataformas petrolíferas marítimas y también para los buques transbordadores que transportan el crudo a la costa. Predecir la deriva de los bloques de hielo resulta por ello extremadamente importante para la industria”.

A partir de los años 80 del siglo XX comenzaron a instalarse en la zona las plataformas, por lo que el desafío se volvió inminente: había que determinar qué icebergs suponían una amenaza de choque directo para ellas. Los bloques de hielo que son considerados peligrosos son remolcados hasta un lugar seguro, informa el NRC.

Proyección en diez minutos

El sistema computacional de control de la deriva de estos icebergs es capaz de reconocer la trayectoria que seguirán los hielos con toda exactitud, contemplando las variables de las corrientes, los vientos y las olas.

Se trata de la primera tecnología de este tipo y ha sido ideada por los científicos Mohamed Sayed, Ivana Kubat, Stuart Savage, de la universidad McGill, y Tom Carrieres, del Canadian Ice Service (CIS.

Cuando el sistema detecta a un iceberg potencialmente amenazante, avisa al CIS de su localización y tamaño. Los datos se introducen entonces en el modelo computacional que, en diez minutos, genera un pronóstico de su trayectoria.

El modelo aplica ecuaciones que describen la física del movimiento y la proyección simula matemáticamente las diversas fuerzas que marcan la ruta del bloque de hielo (tamaño del iceberg, viento y corrientes). Funciona en un ordenador portátil, y ha sido validado por comparación con observaciones a tiempo real de la deriva de icebergs que viajaban alrededor de la plataforma Hibernia.

Clave del éxito

Los científicos consideran que este modelo es como mínimo un 30% mejor que otros modelos utilizados hasta ahora, y esperan que llegue a ser incluso más exacto gracias a nuevos datos de los flujos de las corrientes.

La clave de su éxito, señala Carrieres, es que contempla las corrientes oceánicas complejas. Las que se encuentran a unos 10 metros de profundidad son un factor determinante en la ruta de los icebergs.

El sistema está simplificado, para atender a las necesidades de sus usuarios, y puede llevarse a bordo y realizar proyecciones locales de cada iceberg. Capitanes de barcos o pilotos pueden de esta forma calcular rápidamente la trayectoria de un iceberg en función de las condiciones actuales de su entorno.

Por último, este modelo es el primero de su clase que predice la rotura de los icebergs y el tamaño, la cantidad y la deriva de los trozos que se rompan, bloques de hielo que pueden tener entre dos y 15 metros de largo y que suponen el peligro principal para los tanques transportadores del crudo.