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El cerebro de los hombres maltratadores es distinto al de otros delincuentes

Un estudio liderado por un grupo de investigación de la Universidad de Granada ha comparado por primera vez en el mundo cómo funciona el cerebro de los hombres que han maltratado a su pareja o ex pareja en comparación con el de otros delincuentes, cuando son expuestos a imágenes relacionadas con diferentes tipos de violencia. La investigación, con resonancia magnética funcional, ha revelado que los maltratadores, en comparación con otros delincuentes, mostraron una mayor activación en la corteza cingular anterior y posterior y en la corteza prefrontal medial, y una menor activación en la corteza prefrontal superior ante imágenes de violencia de género con respecto a imágenes de contenido neutro. Además, la comparación directa entre imágenes con diferente contenido violento apoyó también un perfil de funcionamiento cerebral propio en maltratadores, con una implicación de la corteza prefrontal medial así como una gran participación de la corteza cingulada posterior y el giro angular izquierdo ante imágenes de violencia contra las mujeres. Estos hallazgos podrían explicar algunas de las alteraciones psicológicas que describen los maltratadores cuando se enfrentan a su compañera sentimental, como estrategias de afrontamiento desadaptativas, problemas en la regulación emocional en forma de obsesiones sobre la pareja, estados de ánimo como miedo, ira o rabia, miedo a ser abandonados, e inestabilidad afectiva repentina en forma de aumento de la ansiedad. El catedrático de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico y responsable principal de esta investigación Miguel Pérez García investiga desde hace años el funcionamiento mental y cerebral de los maltratadores, así como el perfil de reincidencia de los mismos. A su juicio, los resultados de estos estudios podrían tener implicaciones importantes para una mejor comprensión de la violencia contra las mujeres, así como de las variables que se relacionan con la reincidencia de los maltratadores. Este estudio reseñados forman parte de una línea de investigación más amplia en Neuropsicología de la Violencia de Género. Dentro de la misma, la investigadora de la UGR Natalia Hidalgo Ruzzante lidera un proyecto que aborda el estudio de las secuelas neuropsicológicas presentes en las mujeres víctimas. Las mujeres que han sufrido violencia de género por parte de su pareja (o expareja) padecen una multitud de problemas físicos, psicológicos, neurológicos y cognitivos como consecuencia del maltrato. La afectación se puede producir a través del daño directo consecuente con los golpes en la cabeza; pero también de los efectos del daño indirecto en el cerebro, a través de las alteraciones cerebrales producidas por las secuelas psicológicas (especialmente el estrés postraumático) y del efecto que el cortisol, segregado en situaciones de estrés crónico, explica Hidalgo. Una adecuada evaluación neuropsicológica podría objetivar las posibles alteraciones cognitivas, emocionales o conductuales producidas por dicho daño cerebral. En la actualidad, las mujeres maltratadas no son rutinariamente evaluadas para el diagnóstico de posible deterioro neuropsicológico, y menos aún cuando sólo existen antecedentes de haber sido víctimas de maltrato psicológico (y no físico), explica.

RedacciónT21