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La cueva de Altamira tiene una segunda apertura al exterior

Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) han identificado la existencia de una segunda apertura al exterior en la Cueva de Altamira (Cantabria). La mayor amenaza para la conservación del conjunto pictórico es la apertura de entrada, ya que refuerza el papel del aire como vehículo de transporte y de dispersión de los microorganismos (bacterias y hongos) y nutrientes dentro de la cueva. Hasta ahora, el modelo de ventilación propuesto en la cueva asumía que sólo había una entrada de aire. Sin embargo, algunos algunos análisis aerobiológicos sugerían la existencia de otro punto de entrada de microorganismos y nutrientes. Un estudio español publicado en confirma esta teoría, lo que es esencial para poder tomar las medidas más eficaces en la conservación de las pinturas rupestres. Los autores del trabajo son investigadores del MNCN, de la Universidad de Alicante, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (IRNAS-CSIC) y del Instituto Superior Técnico de Lisboa, y han utilizado una doble aproximación para comprobar la existencia de una segunda entrada de aire. Por un lado, han tomado datos de la distribución espacial de los gases atmosféricos (CO2, CH4, y la señal isotópica del CO2), y por otro, han estudiado la concentración y diversidad de los microorganismos aéreos y su distribución dentro de la cueva. El estudio indica que existe una segunda conexión con el exterior que favorece la entrada y transporte de microorganismos aéreos a la parte más interna y profunda de la cueva. La alta concentración de microorganismos aéreos en la Sala del Pozo, en relación con otras salas y galerías, revela la segunda conexión con la atmósfera exterior, ya que esta sala se encuentra alejada de la entrada original. Además, la distribución espacial de los gases atmosféricos también apoya esta hipótesis y sugiere una ligera pero directa conexión con la atmósfera exterior en este lugar de la cueva.

RedacciónT21