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La energía oscura no existiría

Hasta el momento, los científicos pensaban que un 70% del Universo en constante expansión y aceleración estaba compuesto por la denominada energía oscura. Ahora, un nuevo estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Copenhague elimina a la energía oscura de la ecuación y sostiene que ese porcentaje del cosmos se encuentra en realidad compuesto por materia oscura en forma de fuerzas magnéticas, que tendría el mismo efecto sobre la expansión del Universo que la energía oscura.

Aunque nunca ha podido probarse, la existencia de la energía oscura se justificaba en base a la llamada constante cosmológica, desarrollada por Albert Einstein en 1917. A esta misteriosa sustancia se le atribuye generalmente la expansión constante y acelerada del universo. Sin embargo, siempre han existido dudas sobre su existencia, incluso por parte del propio Einstein.

En la nueva investigación, los científicos daneses probaron un modelo que sugiere que la expansión del universo se debe en realidad a una forma de materia oscura dominada por un tipo especial de fuerza magnética. Si el modelo se mantiene y verifica, significaría que la energía oscura simplemente no existe. ¿Cómo se produce, entonces, la expansión constante del Universo?

Según un comunicado, los científicos han agregado algunas propiedades más para la materia oscura, que le confieren el mismo efecto sobre la expansión del cosmos que se le atribuye actualmente a la energía oscura. Como ésta última no puede medirse directamente e incluso la mayoría de sus condiciones y características son una gran incógnita, la nueva teoría no parece descabellada e incluso presenta fundamentos a tener en cuenta.

Materia por energía

Por ejemplo, mientras la distribución actualmente aceptada de la energía en el Universo indica que existe solamente un 5% de materia convencional, un 25% de materia oscura y un 70% de energía oscura, en el nuevo modelo se otorgan cualidades excepcionales para el 25% que le corresponde a la materia oscura: ese cuarto de la esencia universal, bajo las nuevas condiciones, haría que el 70% de la energía oscura sea redundante.

Para Steen Hansen, uno de los autores del estudio publicado en arXiv, «la realidad es que tampoco sabemos demasiado sobre la materia oscura, solamente que está compuesta por partículas lentas y pesadas. Quizás, la materia oscura posee alguna cualidad análoga al magnetismo. De esta manera, en el Universo podría estar sucediendo algo similar a lo que acontece con las partículas normales cuando se mueven y crean magnetismo, o cuando los imanes atraen o repelen a otros imanes. Es probable que esta expansión constante de materia oscura se produzca gracias a algún tipo de fuerza magnética», indicó.

La clave es la fuerza magnética

A partir de estos cuestionamientos, los investigadores desarrollaron un modelo de simulación por ordenador que incluyó variables como la gravedad, la velocidad de expansión del Universo y X, la fuerza desconocida que expande al cosmos y que es el fundamento de la energía oscura.

Suponiendo que las partículas de materia oscura tienen un tipo de fuerza magnética especial, el modelo desarrollado por los científicos determinó que esta fuerza tendría exactamente el mismo efecto en la velocidad de expansión del Universo que actualmente se le confiere a la energía oscura. Si este modelo fuera preciso, la energía oscura no tendría razón de ser.

Teniendo en cuenta que el estudio modificaría la comprensión actual del Universo, los investigadores fueron cautos en sus conclusiones e indicaron que se requieren nuevas pruebas en base a investigaciones más profundas para poder confirmar finalmente esta explicación. ¿Será próximamente la energía oscura solo un recuerdo de viejas teorías en desuso?

Referencia

Consistency analysis of a Dark Matter velocity dependent force as an alternative to the Cosmological Constant. Loeve, Karoline; Nielsen, Kristine Simone; Hansen, Steen H. arXiv (2021).

Foto:

Aunque la materia oscura es invisible, esta ilustración refleja su posible ubicación o distribución en color azul. Crédito: NASA / ESA.