En muchos países, los grupos políticamente excluidos sufren discriminación en el acceso a la red porque gobiernos y minorías étnicas controlan las telecomunicaciones, según un estudio publicado en en el que participa la (USC). Los autores han demostrado que los grupos políticamente marginados presentan significativamente menores tasas de uso en comparación con aquellos en el poder, un efecto que no puede ser explicado únicamente por factores económicos o geográficos. En el estudio ha participado Suso Benítez-Baleato, del equipo de investigación de Análisis Político de la USC, durante una estancia en la bajo la dirección de Nils B. Weidmann, principal firmante del artículo. En colaboración con ingenieros del Instituto Federal de Tecnología de Suíza (ETH Zurich), Benítez-Baleato desarrolló un nuevo método basado en el análisis del tráfico global de internet que, mediante un sistema de análisis espacial, permite estimar la penetración prácticamente en tiempo real, incluso en zonas de guerra o bajo el control de regímenes autocráticos. La herramienta funciona como si fuese un telescopio de gran precisión instalado en un satélite. Permite observar la conectividad de cualquier área del planeta aumentando la imagen tanto como sea necesario para calcular la penetración por países, provincias o municipios, y observar su evolución por años, meses o semanas. La hipótesis de la defiende que internet fomenta la transparencia y la rendición de cuentas de los gobiernos no democráticos en todo el mundo y puede ayudar a los movimientos de oposición a organizarse para la acción colectiva de los grupos marginados. Sin embargo esta afirmación se basa en el supuesto de que estos grupos tienen suficiente acceso a internet. El equipo ha comparado los efectos de distintos factores sobre la penetración de internet, además del nivel económico y el grado de inclusión de los grupos en las instituciones políticas. Para el cálculo de estos indicadores, han empleado una gran variedad de datos, incluida la emisión de luz nocturna registrada por los satélites de la NASA. Nuestros resultados ponen de manifiesto la existencia de impedimentos a la llamada tecnología de la liberación, dice Benítez-Baleato, que pone el acento en el papel que juegan los gobiernos. En la mayoría de los países en desarrollo los gobiernos son el principal, si no el único, proveedor de los servicios de telecomunicaciones. Al tiempo, en muchos de estos países uno o más grupos étnicos mantienen el poder político a expensas de marginar a los otros, lo que permite que la tecnología de internet se implemente en beneficio de unos y detrimento de otros. Según Benítez-Baleato, el desarrollo científico-técnico ha estado históricamente condicionado por criterios políticos y religiosos, y no existen razones que conviertan la informática en una excepción.
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