Investigadores del Centro BrainHealth de la Universidad de Texas en Dallas (EE.UU.) han descrito las anomalías existentes en la función cerebral de los consumidores de marihuana a largo plazo mediante técnicas de resonancia magnética múltiple. Los resultados muestran que los consumidores habituales tienen menor volumen cerebral en la corteza orbitofrontal (COF), una parte del cerebro comúnmente asociada con la adicción, pero a cambio tienen una conectividad cerebral aumentada. Los autores habían visto desde 2007 un aumento constante de la incidencia de consumo de marihuana, y quisieron medir sus efectos. Estudiaron a 48 consumidores de marihuana adultos y a 62 no consumidores del mismo sexo y edad. También observaron el consumo de tabaco y alcohol. En promedio, los consumidores de marihuana que participaron la consumían tres veces al día. Las pruebas cognitivas muestran que tenían un menor cociente intelectual en comparación con el grupo de control, pero las diferencias no parecen estar relacionadas con anomalías en el cerebro, puesto que no hay ninguna correlación directa entre los déficits de cociente intelectual y una disminución del volumen de la COF. Los resultados sugieren incrementos en la conectividad, tanto estructurales como funcionales, que pueden compensar las pérdidas de materia gris. Con el tiempo, sin embargo, la conectividad estructural o "cableado" del cerebro comienza a degradarse con el consumo de marihuana. Un inicio más temprano en el consumo regular de marihuana, y un consumo mayor, inducen una mayor conectividad estructural y funcional. Los aumentos más grandes en la conectividad aparecen cuando un individuo comienza a consumirla. Aunque el aumento del cableado disminuye a los seis u ocho años de consumo continuado, los consumidores siguen mostrando una conectividad más intensa que los no usuarios sanos. El estudio ofrece indicios preliminares de que la materia gris de la OFC puede ser más vulnerable que la materia blanca a los efectos de delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), el principal ingrediente psicoactivo del cannabis. También demuestra que el consumo crónico de marihuana inicia un proceso complejo que permite a las neuronas adaptarse y compensar un menor volumen de materia gris, pero hacen falta más estudios para determinar si estos cambios se revierten cuando se deja de consumir, así como si los consumidores puntuales sufren efectos similares, y si estos efectos son de hecho el resultado directo del consumo de marihuana o se deben a un factor predisponente.
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