Hasta hoy, todo el potencial de un mundo «completamente conectado» no se ha podido aprovechar debido a la tecnología de baterías. La solución podría venir de la mano de un material capaz de transformar la luz solar, el calor y el movimiento en electricidad. La perovskita no es un mineral muy conocido en el ámbito informático, pero un trabajo reciente de la Universidad de Oulou podría traerlo al candelero. Gustav Rose descubrió en 1893 en los Urales de Rusia las perovskitas, una familia de minerales ferroeléctricos llenos de dipolos eléctricos diminutos. Su fama se debe a la importancia que poseen para el sector fotovoltaico, donde las células solares de perovskita son muy valoradas por su rentabilidad, flexibilidad y fácil producción. Las perovskitas utilizadas en este sector son sólo una de las muchas variantes existentes, pues presentan las propiedades adecuadas para convertir la energía solar en electricidad. Otros minerales de la familia pueden generar energía a partir de cambios de temperatura y presión causados por el movimiento. Así, muchas perovskitas pueden captar distintos tipos de energía, pero de una en una y no al mismo tiempo. Por otra parte, en la mayoría de los casos, las fuentes de energía como el calor, el sol o el movimiento no son continuas. Aprovechar sólo una de ellas no resulta ideal para alimentar dispositivos como los sensores biométricos o los relojes inteligentes. Sin embargo, KBNNO, un tipo concreto de perovskita estudiado por investigadores financiados por el proyecto NEXTGENERGY, sí que es capaz de aprovechar varias fuentes de energía al mismo tiempo. Cabe aclarar que muchos dispositivos adquieren esta capacidad al combinar varios materiales, pero KBNNO la tiene de por sí. Los experimentos del equipo mostraron que, si bien KBNNO genera bastante energía a partir del calor y la presión, otras perovskitas son mejores para esta labor. También mostraron que es posible cambiar la composición de KBNNO para mejorar sus propiedades piroeléctricas y piezoeléctricas. «Cabe la posibilidad de aumentar al máximo todas estas propiedades», aclaró Yang Bai, beneficiario de una Acción Marie-Sklodowska Curie en la Universidad de Oulou. Yang Bai y su equipo trabajan ya en este material mejorado. Durante el próximo año construirán un dispositivo prototipo capaz de captar energía de distintas fuentes que podría comercializarse en los próximos años. «Esto impulsará el desarrollo del Internet de los Objetos y las ciudades inteligentes, donde sensores y dispositivos alimentados contribuirán a la sostenibilidad energética», concluyó Bai. Sin necesidad de enchufes ni baterías, este tipo de dispositivos podría suponer el comienzo de una nueva era para los fabricantes de dispositivos inteligentes.
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