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El Sistema Solar tuvo un origen radiactivo

Un «vivero» de estrellas en la constelación de Ophiuchus arroja luz sobre la formación del Sistema Solar: según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en Santa Cruz y otros centros académicos, el complejo de formación estelar de Ophiuchus muestra cómo nuestro Sistema Solar pudo haberse enriquecido en sus primeras etapas de vida con elementos radiactivos de corta duración, como por ejemplo un exceso de aluminio-26.

Estos elementos radiactivos podrían haber sido transportados al naciente sistema por una estrella cercana en explosión (una supernova) o por los fuertes vientos estelares de un tipo de estrella masiva conocida como estrella Wolf-Rayet. El proceso de enriquecimiento observado en Ophiuchus es consistente con lo que sucedió durante la formación del Sistema Solar hace 5 mil millones de años, según los científicos.

Ophiuchus o Ofiuco, conocida también como «El cazador de serpientes», es una de las 88 constelaciones aceptadas por la astronomía moderna. Puede apreciarse en ambos hemisferios de abril a octubre, al estar localizada sobre el ecuador celeste. La estrella más brillante de la constelación es α Ophiuchi, denominada Ras Alhague o Rasalhague. Es 25 veces más luminosa que el Sol.

Un «vivero» estelar radiactivo

Mediante observaciones de múltiples longitudes de onda de la región de formación de estrellas de Ophiuchus, los astrónomos descubrieron en el «vivero» estelar que las interacciones entre las nubes de gas y elementos radiactivos producidos en una zona cercana dinamizan los procesos de creación de nuevas estrellas.

De acuerdo a lo indicado en el estudio, recientemente publicado en la revista Nature Astronomy, el cúmulo de estrellas jóvenes recibiría el aporte radiactivo desde las supernovas o explosiones estelares, aunque también podrían provenir desde una estrella masiva del tipo Wolf-Rayet.

Las estrellas de Wolf-Rayet son masivas, extremadamente calientes y presentan grandes pérdidas de masa debido a fuertes vientos estelares. Precisamente, en esos intensos vientos estelares podrían «viajar» los elementos radiactivos que potencian los procesos de generación de estrellas en el cúmulo de Ophiuchus, y que habrían cumplido un papel similar en las primeras etapas del naciente Sistema Solar.

Según una nota de prensa, la nueva investigación aporta datos contundentes en base a observaciones realizadas con parte de los instrumentos astronómicos más avanzados disponibles en la actualidad, como aquellos que pueden encontrarse en el Observatorio Espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea (ESA) o en el Observatorio Compton de Rayos Gamma de la NASA. Los investigadores también aprovecharon la información del satélite Planck de la ESA y datos del telescopio VISTA, ubicado en Chile.

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Precisiones sobre la formación del Sistema Solar

Los astrónomos concluyeron que si el Sistema Solar se formó a partir de una gigantesca nube molecular gaseosa, junto con un cúmulo estelar joven que fue «activado» a partir de uno o más eventos de supernovas protagonizados por estrellas masivas, el cúmulo estelar indicado también habría sido «contaminado» por elementos radiactivos. El aporte de estos materiales habría sido crucial para que el gas presente en esta nube se convierta en el Sol y su sistema planetario.

Al mismo tiempo, los científicos resaltaron que la evolución temprana de los sistemas planetarios también habría sido directamente influenciada por elementos radiactivos, como por ejemplo el aluminio-26. Al respecto, destacaron que el aluminio-26 es la principal fuente de calentamiento temprano, por lo tanto una mayor presencia de este elemento indicaría el surgimiento de planetas más secos.

Referencia

A Solar System formation analogue in the Ophiuchus star-forming complex. Forbes, J.C., Alves, J. & Lin, D.N.C. Nature Astronomy (2021).DOI:https://doi.org/10.1038/s41550-021-01442-9

Foto: imagen compuesta de la nube L1688 en el complejo de formación estelar de Ophiuchus. Crédito: João Alves/ESO VISIONS.