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La mayoría de la química que comemos beneficia a la salud

Uno de los venenos más mortales que existen está en la naturaleza y corremos el riesgo de ingerirlo si no nos informamos. Se trata de las toxinas presentes en setas de la familia de las amonitas. Al mismo tiempo, existen otros componentes químicos presentes en algunos alimentos y añadidos de forma artificial a otros como son los esteroles vegetales añadidos a un sinfín de productos lácteos presentes en el mercado que benefician notablemente a la salud. Con esos dos ejemplos ha querido dejar clara su postura el catedrático de Medicina Interna y director del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (IMIBIC), Francisco Pérez Giménez, en la extendida creencia de que la combinación de química y alimentación sea algo peligroso. Lo ha hecho en la charla ofrecida dentro del ciclo ‘Cuestión de Química’, que desde el pasado 20 de marzo viene repasando el impacto social de la química y que ha sido organizado por el Instituto Universitario de Investigación en Química Fina y Nanoquímica de la Universidad de Córdoba. Según Pérez Giménez, lo natural se ha idealizado peligrosamente porque no todo lo natural beneficia a nuestra salud, ni todo lo artificial la perjudica y no olvidemos que es la gestión artificial la que permite comer a buena parte de la población mundial, ha subrayado. Para el profesor, el rechazo social a la química no tiene ningún fundamento científico y deriva del desconocimiento, por eso considera fundamental el camino iniciado por la UE con la aprobación de una legislación menos permisiva con el márketing sin fundamento científico, que ha permitido vender como beneficiosos para la salud muchos alimentos sin serlo. El ciclo ‘Cuestión de Química’ continuará el próximo 16 de mayo en el Campus de Rabanales con la sesión de clausura que ofrecerá el profesor Pedro Gómez Romero titulada ‘De los nanómetros a los teravatios. La nanoquímica al rescate de la energía’

RedacciónT21