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La urbanización vuelve invasivas a ciertas hormigas

La hormiga olorosa, una de las hormigas domésticas más corrientes en los hogares americanos, conocida científicamente con el nombre de , cambia radicalmente de comportamiento cuando se instala en una ciudad, según un . Esta especie de hormiga doméstica se vuelve invasiva cuando cambia su entorno natural por una ciudad, ya que en entornos urbanos crea supercolonias de 6 millones de obreras que trabajan para 50.000 reinas. En la naturaleza, lo normal es que esta hormiga viva en colonias de 50 individuos con una sola reina. Hasta ahora se creía que las hormigas domésticas no se convertían en invasivas, pero se cree que el ambiente urbano le proporciona abrigo, alimento y calor y que estos elementos propician esta transformación de su comportamiento, todavía no explicada. El estudio de la estructura de las colonias de esta especie de hormiga en tres tipos diferentes de hábitats ha descubierto que la reacciona a la urbanización y a la desaparición de otras especies de hormigas forestales adoptando los comportamientos de una especie invasiva. De esta forma, pasa de tener una estructura de pequeñas colonias de una sola reina y un solo nido en espacios forestales, a tener una estructura de muchas reinas y varios nidos cuando se convierte en hormiga urbana. Este comportamiento no ha sido observado hasta ahora en otras especies locales que se encuentran las mismas condiciones favorables cuando se instalan en ciudades. En consecuencia, el cambio de la hormiga olorosa tiene un impacto negativo sobre la abundancia y diversidad de otras especies autónomas de hormigas. Del estudio se desprende que la degradación de los hábitats naturales y la creciente urbanización pueden hacer emerger características invasivas en especies autóctonas que afectan a sus características sociales y la estructura espacial de sus colonias.

RedacciónT21