Investigadores japoneses de la Universidad Ritsumeikan, en Kyoto, han descubierto que las ilusiones ópticas de movimiento (como determinados dibujos o gráficos que parecen que se mueven cuando realmente no lo hacen) no sólo engañan a nuestros ojos, sino también a nuestro cerebro.
Los científicos registraron la actividad cerebral de una serie de personas mientras éstas veían uno de esos dibujos, en concreto, el de la ilusión de las serpientes rotantes, en el que círculos concéntricos parecen rotar continuamente. Descubrieron así que esta ilusión desencadenaba actividad en la corteza visual del cerebro.
Antes de este estudio, se pensaba que las ilusiones ópticas de simulación de movimiento generaban actividad cerebral en el área del cerebro relacionada con la imaginación. Sin embargo, aseguran los investigadores, la percepción ilusoria del movimiento no es sólo imaginación para nuestro cerebro.
Una mejor comprensión de la percepción del movimiento resulta importante para diseñar, por ejemplo, contenidos multimedia o de cine y televisión. Asimismo, también para evitar patrones visuales que pueden estimular la corteza visual del cerebro y que, por tanto, provocarían incomodidad o ganas de vomitar a los observadores.