Tendencias21

Las visitas de cometas interestelares podrían ser más habituales

Un nuevo estudio desarrollado por científicos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian demuestra que en la Nube de Oort, una capa de escombros en los confines más lejanos de nuestro Sistema Solar, los objetos interestelares superan en número a los objetos que pertenecen a nuestro vecindario cósmico.

Los científicos creen que visitas como la del cometa interestelar Borisov, una bola helada que en 2019 se erigió como el primer y único cometa interestelar detectado por el ser humano, podrían llegar a ser más comunes y habituales. En la nueva investigación participa como coautor el físico y astrónomo Avi Loeb, reconocido por su trabajo científico y que ha despertado polémicas debido a recientes proyectos relacionados con la búsqueda de tecnología alienígena.

De acuerdo a lo expresado por los especialistas en una nota de prensa, la teoría sobre la formación de sistemas planetarios sugiere que debería haber menos visitantes que residentes permanentes, pero las observaciones parecen estar indicando lo contrario. El estudio ha sido publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.

Visitantes esporádicos

El cometa Borisov, bautizado con ese nombre en referencial al astrónomo aficionado ucraniano Gennady Borisov que lo descubrió en agosto de 2019, pasó a 300 millones de kilómetros de la Tierra a fines de ese año y alcanzó en ese momento una velocidad de 150.000 kilómetros por hora. Se calculó que sus dimensiones oscilan entre los 2 y los 16 kilómetros.

En tanto, la Nube de Oort rodea a nuestro Sistema Solar como si se tratara de una enorme cáscara. Descubierta en 1950 por el astrónomo holandés Jan Hendrik Oort, es una nube esférica de objetos transneptunianos que se encuentra en los límites del Sistema Solar, casi a un año luz del Sol.

Frente a lo indicado por los científicos en el reciente estudio, surge inmediatamente una incógnita: ¿por qué si existen tantos objetos interestelares solamente se ha identificado hasta el momento al cometa Borisov? Según los astrónomos, el problema es que aún no disponemos de la tecnología necesaria para identificar a estos visitantes.

Tema relacionado: Un objeto interestelar se aproxima a toda velocidad.

Limitaciones tecnológicas y potencial a futuro

Hay dos factores que dificultan aún más su detección: por un lado, las colosales distancias que nos separan de la Nube de Oort y, por otro, que los objetos interestelares que pasan por esa zona no producen su propia luz como las estrellas, una condición que hace más compleja su visualización.

Sin embargo, los especialistas indicaron que habitualmente se detectan objetos que se identifican como asteroides, pero que no se observan en detalle ni se les hace un seguimiento año tras año para confirmar sus características. Muchos de estos cuerpos detectados podrían ser objetos interestelares que realizan una corta visita por el Sistema Solar, sugieren los científicos.

En el mismo sentido, los expertos creen que aunque los objetos interestelares pueden ser escasos e inusuales en la región planetaria del Sistema Solar, los resultados de la nueva investigación muestran claramente que son más comunes que el material del Sistema Solar en los tramos oscuros de la nube de Oort.

El descubrimiento podría indicar que los objetos interestelares estarían generando importantes restricciones en los procesos de formación de sistemas planetarios, ya que su abundancia requiere que se expulse una masa significativa del material necesario para la formación de los planetas.

En el futuro, el uso de nuevas tecnologías de observación permitirá el estudio en profundidad de los objetos interestelares, permitiendo descubrir los secretos de cómo se formaron nuestro sistema planetario y otros similares.

Referencia

Interstellar objects outnumber Solar system objects in the Oort cloud. A Siraj, A Loeb. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (2021).DOI:https://doi.org/10.1093/mnrasl/slab084

Foto: detectado en 2019, Borisov fue el primer cometa interestelar cuyo paso por nuestro Sistema Solar fue registrado y documentado. Crédito: NASA, ESA y D. Jewitt (UCLA).