Investigadores de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, han creado unos transmisores biodegradables que, en un futuro, podrían ser utilizados en implantes médicos colocados en el organismo humano. El sistema funcionaría de la siguiente forma: los implantes llevarán dichos transistores incorporados para que los médicos puedan activarlos desde el exterior, mediante radiofrecuencias. Con las radiofrecuencias se podría así dirigir, por ejemplo, el suministro de antibióticos desde el propio implante o hacer el seguimiento del proceso de curación del cuerpo. Los transistores creados por los investigadores de Stanford están formados por polímeros biodegradables, y se disolverían completamente una vez alcanzado su objetivo.
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