Christopher Caldwell: La revolución europea. Cómo el islam ha cambiado el viejo continente. Barcelona: Debate, 2010 (414 páginas).
Europa es hoy día un continente de inmigrantes. En torno a un 10 por ciento de su población procede de un país distinto al de su actual residencia. Una buena parte de este movimiento migratorio está protagonizado por los propios europeos. La libertad de circulación en la Unión Europea permite a su ciudadanía trasladarse de un país a otro en la mayoría de sus veintisiete Estados miembros.
Pero no es ésta la inmigración que más preocupa a los europeos. Por el contrario, su principal inquietud viene suscitada por la inmigración procedente de países con tradiciones culturales ajenas a la europea. La que mayor suspicacia despierta es la procedente del mundo musulmán.Las razones de esta desconfianza tienen una larga historia de prejuicios mutuos. Fruto de una relación fronteriza, llena de fricciones.
Sin duda, ésta sería una forma de ver la historia. Pero resultaría incompleta si a continuación no se añade que en esas mismas fronteras también se comerciaba, se negociaba y se llegaba a importantes acuerdos. Dicho de otro modo, había lugar tanto para las crisis y los conflictos como para la cooperación y la convivencia pacífica.
Pero más que el pasado es el presente y, sobre todo, el futuro el que preocupa. La pregunta que muchos europeos se hacen es como cambiará su fisonomía cultural con la incorporación de los nuevos inmigrantes a sus sociedades. Es muy previsible que un futuro de mestizaje y multiculturalidad sea percibido como una amenaza a las respectivas identidades nacionales europeas, sobre todo en épocas de crisis e incertidumbres, cuando se tiende a buscar un chivo expiatorio.
Sin ir muy lejos encontramos un dramático ejemplo en la historia de la Europa ilustrada. El trato discriminatorio a sus propios conciudadanos de religión o tradición judía llegó al extremo del genocidio. Actualmente existe una visión determinista respecto a los inmigrantes musulmanes que, como en el texto de Christopher Caldwell, roza la xenofobia y el racismo; y algunos califican como un renovado ejercicio de islamofobia.
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