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Resentimiento antioccidental

Resentimiento antioccidental

Resentimiento antioccidental

Jean Ziegler: El odio a Occidente. Barcelona: Península, 2010 (298 páginas).

Con un título provocador (o sensacionalista, según se mire), Jean Ziegler reincide en su inquietud por la desigualdad e injusticia mundial.

Autor de numerosos títulos que reflejan y, al mismo tiempo, denuncian la exclusión y los atropellos que sufren dos tercios de la humanidad, en esta obra el sociólogo suizo se centra en el resentimiento antioccidental que se respira en muchos rincones del Tercer Mundo.

En realidad, hoy día sería más apropiado hablar de los Terceros Mundos, debido a las diferencias que se han ido estableciendo entre unas regiones y otras. Sin olvidar la considerable desigualdad existente todavía dentro de cada sociedad, incluso entre los llamados países emergentes como Brasil, Rusia, India y China, entre otros.

El Tercer Mundo fue objeto de una mayor atención durante la etapa de la descolonización. Una obra de referencia de la época fue la de Frantz Fanon, traducida como Los condenados de la Tierra.

El denominado tercermundismo carecía de la connotación peyorativa que posee hoy. Entonces era sinónimo de las reivindicaciones nacionalistas en los países colonizados, del no alineamiento en la estructura bipolar del sistema mundial y del establecimiento de un nuevo orden económico internacional. En cierto modo, el tercermundismo viene a ser un predecesor del actual movimiento altermundialista.

La obra de Ziegler hace un recorrido por la historia de la dominación occidental del Tercer Mundo: conquista, colonización, pillaje de materias primas, esclavitud, desplazamientos forzosos, crímenes y racismo. Sin olvidar su retórico y esquizofrénico discurso sobre los derechos humanos.

El autor se para con mayor detenimiento en dos casos concretos y más actuales: Nigeria y Bolivia. Si bien el texto carece de pretensión teórica, no es menos cierto que brinda un importante valor testimonial y de denuncia.

En particular, llama la atención sobre la memoria herida de los pueblos de Sur y la necesidad de un diálogo fraternal entre las memorias colectivas, entre quienes dominaron y quienes fueron dominados.

RedacciónT21

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