Carla Fibla y Fadi N. Skaik: Resistiendo en Gaza. Historias palestinas. Barcelona: Península, 2010 (271 páginas).
La espiral de violencia que se registra durante los últimos días en la franja de Gaza no augura buenas noticias para una de las regiones más castigadas del planeta. Si no se desactiva cuanto antes, cabe esperar una escalada bélica hasta límites insospechados.
No sería la primera vez que ante la inminencia de elecciones en Israel (enero de 2013), el gobierno de turno realice una demostración brutal de fuerza. No es el único factor en juego, pero recuerda la atmosfera vivida hace cuatro años.
Sólo que en esta ocasión el escenario ha cambiado, al menos parcialmente, tras la denominada primavera árabe. Éste es otro elemento a tener en cuenta. En particular, porque la respuesta de Hamás podría asentarse en una interpretación magnificada -y, por tanto, errónea- del equilibrio de fuerzas en la región.
Cabe recordar que Gaza es una estrecha y alargada franja territorial ubicada en el sureste del Mediterráneo. En apenas unos 365 kilómetros cuadrados de extensión se concentra una población de algo más de un millón y medio de personas. Registra una de las tasas de densidad demográfica más altas del planeta, con 4.500 personas por kilómetro cuadrado.
Dos tercios de su población son de origen refugiado. A su vez, cerca de la mitad de los refugiados registrados viven en ocho campamentos instalados a lo largo de la citada franja desde la limpieza étnica acometida en Palestina en 1948. Gaza está sometida a la ocupación militar israelí desde 1967, al igual que el resto de los territorios palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este.
Aunque en el verano del 2005 Israel se desvinculó de Gaza, con el repliegue de su ejército y el desmantelamiento de sus colonias, lo cierto es que la población gazatí sigue sufriendo las consecuencias de la persistente ocupación militar israelí (la más prolongada de la historia contemporánea). De hecho, Israel controla su espacio aéreo, marítimo y terrestre, salvo su paso fronterizo de Rafah, controlado por Egipto.
La situación de emergencia humanitaria en Gaza se ha visto incrementada por el endurecimiento del bloqueo israelí tras el triunfo de Hamas (enero de 2006) en una de las elecciones más transparentes y bajo supervisión internacional que se conocen en la región. A su vez, la devastadora agresión israelí a la franja de Gaza, durante tres semanas del invierno de 2008-2009, dejó un reguero de muerte y desolación de la que todavía no se ha recuperado.
Sobre esto, y mucho más, escriben Carla Fibla y Fadi Skaik en un libro coral, en el que se recogen voces de numerosos testigos de la penosa existencia que llevan los habitantes de Gaza.
Entre las entrevistas que realizan a sus protagonistas destacan las que van desde una mujer empresaria a un grupo rapero. Imágenes que contradicen los más variopintos estereotipos que existen en Occidente sobre la región, y que nos desvelan a personas hastiadas de tanto sufrimiento y opresión, además de la indiferencia cómplice de la comunidad internacional.
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