El presidente ejecutivo de Apple, Tim Cook, escribió a los más de 60.000 empleados de la compañía un correo nada más saberse que un jurado estadounidense había resuelto que Samsung ha estado copiando detalles de sus productos, en especial el iPhone. Aunque el juez aún debe decidir si acepta (puede incluso elevarlos) los 800 millones de euros que le impusieron a la compañía surcoreana en concepto de indemnización y si prohíbe la venta de algunos de sus móviles en Estados Unidos como quiere Apple, Cook aseguró el viernes: “Hoy ha sido una gran día para Apple y para los innovadores de todo el mundo”. Pero, ¿realmente fue un gran día para los que innovan? ¿Lo fue incluso para Apple? Algunos científicos y expertos dicen que no, informa Materia.
Suponiendo que en el veredicto no se hubiera colado cierto nacionalismo (24 horas antes otro tribunal sentenció que Samsung no había copiado el diseño del iPhone, eso sí; el juez era coreano) y que sus argumentos estén bien fundamentados; suponiendo que, como declaraba la portavoz de Apple, Katie Cotton, “la montaña de pruebas presentadas durante el juicio han mostrado que la maquinaria de copiado de Samsung fue incluso más lejos de lo que pensábamos”; suponiendo también que Android, el sistema operativo de Google que alimenta los móviles de Samsung, es una descarada copia del sistema del iPhone como dijo en vida Steve Jobs. ¿Qué ha generado tanta copia?
Samsung se ha convertido en el principal fabricante de teléfonos avanzados (smartphones) del mundo desde que decidió apostar por Android como sistema operativo de sus terminales. La saga de móviles Galaxy ha sido la más exitosa de su historia, superando los 100 millones de terminales vendidos. Por su parte, Android, presente ya en más de un centenar de smartphones, ha pasado ya al iOS de Apple: por cada terminal iOS se venden tres Android. Incluso, aunque hay menos aplicaciones que para los dispositivos Apple, en junio había en Google Play, la tienda de aplicaciones de Google, 600.000 de ellas, descargadas un total de 20.000 millones de veces. Imposible saber cuantos programadores,que también son “innovadores” como decía Cook, están detras de ellas.
En 2012, el número de móviles avanzados superó por primera vez la cifra de los 1.000 millones. En países como Estados Unidos, ya se venden más smartphones que teléfonos convencionales. Las operadoras telefónicas, que habían visto como sus ingresos se estancaban con la madurez del mercado de los convencionales, han vuelto a despegar en los últimos años gracias a los ingresos extra que les rinden los planes de datos que necesitan los avanzados, y eso a pesar de la crisis económica.
Todas esas buenas cifras se deben en buena medida al iPhone y a los que, supuestamente, lo han copiado. Aunque había smartphones antes del iPhone, fue su aparición en 2007 la que abrió un nuevo camino a usuarios, fabricantes y operadoras que, entre todos han creado un nuevo mercado que mueve miles y miles de millones. Los 800 millones de euros impuestos a Samsung, por ejemplo, los consigue la compañía surcoreana en 2,4 días de ventas.
“Hay muchos más actores del mundo Android que podrían verse implicados en un litigio en el futuro, aumentará el coste para cada uno de ellos si han de tener en cuenta los daños en la ecuación”, explicaba el profesor de derecho de la universidad de California Berkeley, Robert Merge, a The New York Times. Ya se empieza a hablar de una “tasa Apple” que no sólo afectará a Samsung sino a otros fabricantes. En respuesta al veredicto, un portavoz de Samsung aseguró: “Provocará que haya menos opciones, menor innovación y posiblemente mayores precios”.
Las patentes sólo sirven para llenar el bolsillo
“Las patentes no tienen un impacto favorable sobre la innovación tecnológica y tienden a dañar el bienestar económico”. Esa es la principal conclusión de cuatro economistas en un amplio estudio publicado en la actual edición de Cato Papers on Public Policy. En él, sostienen que los regímenes de patentes como el de Estados Unidos, donde se conceden casi a la ligera pero se imponen con mano de hierro, sólo sirven para llenar los bolsillos de algunos o como patentes defensivas, frenando la innovación de los otros pero también la propia.
En su trabajo, ponen como ejemplo a Microsoft. Nacida de la voluntad de tres jóvenes programadores, fue una gran empresa innovadora mientras tuvo que pelear para mantenerse por delante de sus competidores. Pero detuvo su innovación cuando obtuvo su poder monopolístico y de eso hace ya unos años. ¿Qué gran novedad ha aportado Microsoft desde Windows 95, hace dos décadas? En ese juego monopolístico es el que ha entrado Apple que, desde 2010 ha desatado una guerra de patentes contra los principales fabricantes rivales y Google por infringir su propiedad intelectual e industrial. Tiene planteadas una treintena de juicios por todo el mundo.
Sin embargo, Apple no parece haber salido perjudicada de tanta copia. El pasado lunes, su capitalización bursátil superó los 503.000 millones de euros, la mayor de cualquier empresa cotizada. Apple dobla a Microsoft y vale tanto como Intel, HP, IBM y Google juntas. En julio anunció sus resultados financieros del tercer trimestre de su año fiscal 2012, cerrado el 30 de junio de 2012: la compañía ha logrado unas ventas trimestrales de 28.000 millones de euros y un beneficio neto trimestral de 7.800 millones de euros. Un gigantesco mercado que se ha desarrollado casi sin patentes.
Si los economistas liberales del estudio de Cato Paper on Public Policy tienen razón, Apple se acomodará en su posición rentista y defensiva que le dan sus patentes, descuidando su innovación. En 10 años le puede pasar lo que a Microsoft, que hoy vale la mitad de lo que valía en 1999. La resultante será menos innovación en el sector que más la ha aportado en la última década.
Referencia
Michele Boldrin, Juan Correa Allamand, David K. Levine, Carmine Ornaghi. Competion and Innovation. Cato Papers on Public Policy, Vol. 1 (2011) 2011, Cato Institute.
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