EDUARDO MARTÍNEZ DE LA FE
La confirmación de que las vibraciones del espacio-tiempo predichas por Einstein realmente existen constituye todo un episodio en la historia de la ciencia, comparable a lo que representó para la medicina y la biología molecular el descubrimiento de los rayos X.
También constituye una revolución en la astronomía gravitacional similar a la que supuso en su momento la radioastronomía, que transformó la astrofísica y la cosmología, permitiendo descubrir quásares y la radiación fósil.
Scientific American habla incluso del nacimiento de una nueva astronomía porque el descubrimiento permite detectar por vez primera fenómenos astronómicos invisibles, asociados tanto a los agujeros negros como al mismo Big Bang.
Avanzar en el conocimiento de las ondas gravitacionales nos permitirá conocer mejor el origen del universo, los agujeros negros, las estrellas de neutrones y las supernovas. También nos ayudará a perfeccionar el instrumental de observación, desarrollar nuevas tecnologías y alcanzar nuevos hitos en la carrera espacial. Y, quién sabe, tal vez nos acerque al sueño, todavía hipotético, de viajar en el tiempo.
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